Vilanova y Cuxhaven estrecharon ayer, todavía más, los lazos que les unen desde mediados del siglo pasado. Lo hicieron en un pleno cargado de emotividad por la presencia de un nutrido grupo de emigrantes retornados que, durante años, trabajaron en la ciudad alemana con la aspiración de regresar, algún día, a su Vilanova natal.

El propio Gonzalo Durán, escoltado por su grupo de gobierno y con la presencia del Partido Socialista, fue el encargado de entregarle a Albrecht Harten, su homólogo alemán, la Medalla de Oro.

Harten, que era el alcalde de Cuxhaven hace quince años, cuando ambos municipios se hermanaron, conminó a los vilanoveses a devolver la visita en el futuro. También intervino el viceministro y Secretario de Infraestructuras del Bundestag, Enak Fellerman, que recordó a su padre, pediatra de Cuxhaven que atendió a muchos de los hijos de los que se encontraban entre el público en su día. Varios de los integrantes del público se acercaron a departir con la delegación alemana al término del pleno, recordando su estancia en la ciudad alemana y los fuertes lazos de unión que todavía mantienen con un lugar que los acogió con los brazos abiertos y en el que, muchos de ellos, todavía tienen a sus hijos o algún vínculo de tipo familiar.

La sesión plenaria fue la culminación a una larga jornada de actividades para la delegación alemana, que a primera hora de la mañana, se desplazaba en Tren de Alta Velocidad (TAV) desde Vilagarcía a Santiago de Compostela. Allí les esperaba una visita al Parlamento gallego, donde les recibió su presidente, Miguel Santalices, que ejerció de anfitrión hasta la celebración de un encuentro con el conselleiro de Industria, Francisco Conde.

En este encuentro, ambas delegaciones abordaron cuestiones como las nuevas tecnologías y la formación, además de destacar la necesidad de que Europa se mantenga unida, fomentando lazos de acercamiento entre los distintos pueblos que la conforman, al estilo del hermanamiento entre Cuxhaven y Vilanova.