Pocas veces la plaza de Castroagudín, en Vilagarcía, concentró tanta expectación. Los vecinos iban saliendo a cuentagotas, intrigados al ver a los medios de comunicación y al PSOE local en Pleno. La visita, corta, de Pedro Sánchez revolucionó la hora de la comida en esta tranquila aldea arousana. En poco más de veinte minutos bebió agua de la fuente -"dicen que da suerte", le comentaban-, besó a las señoras, apretó la mano de los señores y visitó la casa y la bodega de Satiro Doval, presidente de la asociación de vecinos. Entre una marea de periodistas, conversó con el alcalde, del que se despidió con un "ya nos veremos", sin hacer ningún tipo de proclama política ni repartir propaganda electoral. Entre aplausos, los lugareños le gritaban "¡Bravo!" o "Pedro, vamos a ganar" las elecciones del 26 de junio. Cuando "sea presidente, lo celebraremos con unos pinchos en la Casa de Cultura", lo emplazó Doval. Fotos de rigor, despedida y la plaza empezó a vaciarse. La tranquilidad regresó a Castroagudín.