Las células tóxicas que desde mediados de marzo mantienen prácticamente paralizada la actividad extractiva de mejillón en las rías gallegas continúan en niveles altos. En algunas zonas están justo en los límites permitidos para el consumo humano, registrándose altibajos que propician aperturas y cierres puntuales de bateas.

El lunes pasado, sin ir más lejos, se cerraron cautelarmente los polígonos Pobra E1, Cambados D, Grove A y Redondela B, mientras que el martes se hizo lo propio con el Redondela C. Pero una vez obtenidos los resultados de las nuevas analíticas efectuadas ayer se autorizó reabrir el Pobra E1, el Grove A y el Redondela C, a los que se sumó el Pobra G. Quiero esto decir que mientras no se produzca un cambio realmente significativo en las condiciones meteorológicas y oceanográficas el episodio tóxico primaveral va a persistir, independientemente de que se registren ocasionalmente autorizaciones que en cuestión de un par de días pueden dar paso a prohibiciones.