Con el cierre cautelar decretado ayer para los polígonos bateeiros Pobra E-1, Cambados D, Grove A y Redondela B son 51 las zonas inoperativas en Galicia para la extracción y venta de mejillón cultivado en batea.

Las toxinas lipofílicas, cuya aparición en el agua forma parte de un proceso natural y totalmente controlado que no causa daños a la salud pública -si el mejillón se adquiere por los cauces reglamentarios-, solo respetan en estos momentos al polígono Redondela C, en la ría de Vigo.

Los once restantes en esas aguas están inoperativos, como sucede con las bateas del Redondela A dedicadas al cultivo de ostra.

En la ría de Pontevedra sus ocho polígonos también continúan cerrados, y lo están ininterrumpidamente desde que apareció en escena este episodio tóxico primaveral, entre el 21 y el 26 de marzo.

Lo mismo puede decirse de Muros-Noia, donde son cuatro los polígonos existentes y cerrados, mientras que en Arousa hay 24, todos ellos clausurados temporalmente para la venta de mejillón. En estas aguas sí se autoriza la extracción de ostra en el Cambados D y el Grove A, aunque se prohíbe en el Grove B.

La relación se completa con polígonos como el de Baiona y los dos de Sada, en la ría coruñesa de Ares-Betanzos, donde la presencia de toxinas como la diarreica (DSP) se hizo notar muchos más tarde que en el sur de la comunidad, desde el 17 de mayo.