Camino ya de tres meses de inactividad generalizada, los bateeiros gallegos asisten con preocupación y resignados a un repunte significativo en los niveles de toxicidad que afectan a las rías y mantiene cerrados prácticamente todos los viveros flotantes, a excepción de los existentes en el único polígono abierto a estas alturas, el Redondela C.

Es algo testimonial cuando los otros 51 siguen cerrados a cal y canto debido a las toxinas lipofílicas, de ahí que a los productores solo les quede esperar de brazos cruzados hasta que la situación mejore. Y esto no es ningún consuelo, ya que las previsiones son ahora mismo muy pesimistas.

La razón es que lejos de amainar el temporal que supone para la mitilicultura la popularmente conocida como "marea roja", lo cierto es que la situación empeora por momentos.

Advertidos el sábado

Prueba de ello es que el sábado el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) advirtió al sector de que "a causa del incremento en la toxicidad detectada, con niveles próximos al límite legal, el lunes a primera hora se procederá al cierre cautelar de las zonas Pobra E-1, Cambados D, Grove A y Redondela B".

Y así fue, porque ayer, poco después de las ocho de la mañana, la directora del centro de control ubicado en Vilaxoán, Covadonga Salgado, firmaba la resolución que hacía oficiales dichos cierres, aunque fuera de modo cautelar y a la espera de nuevos resultados analíticos.

En definitiva, que todo parece indicar que el actual episodio tóxico, producido como consecuencia del anual afloramiento de primavera, va a prolongarse en el tiempo mucho más de lo deseado, y esto puede afectar a la campaña de verano.

Puede remediarse, pero solo de manera natural, por ejemplo si se produce un cambio significativo en las condiciones meteorológicas y oceanográficas. Quizás registrándose vientos intensos que ayuden a "limpiar" las rías, ya sea introduciendo en ellas fitoplancton carente de biotoxinas o "expulsando" de las mismas las células ya acomodadas en aguas interiores.

Como los propios bateeiros indicaban la semana pasada a FARO, "esto puede ir para largo", de ahí que algunos piensen ya que "con suerte quizás podamos empezar en agosto o septiembre la campaña de la conserva, pero hasta entonces puede que nos veamos obligados a permanecer en el dique seco".

Y es que si hasta ahora la preocupación era mínima, parece que el nerviosismo empieza a adueñarse de los mejilloneros, que en algunos casos aprovechan este parón para poner a punto sus embarcaciones y los viveros flotantes pero que no pueden extraer producto de sus cuerdas.

"Ya se cerró la campaña de recolección de mejilla -esgrimen en el sector-, y dado que no podemos vender mejillón tenemos que estar completamente parados mientras el producto sigue colgado en las bateas", y claro, no solo dejan de ingresar dinero y se desabastece el mercado, sino que si esto se prolonga en el tiempo también tendrán dificultades cuando llegue el momento de efectuar el desdoble en las cuerdas de cría.

Pero eso no es todo, pues si las cosas siguen como hasta ahora pronto habrá que empezar a hablar de las empresas depuradoras y transformadoras que por carecer de actividad mantienen a sus plantillas sin empleo.

Como problemático puede resultar un parón excesivamente largo ante la llegada de mejillón de terceros países; si bien es cierto que este año dicha preocupación es menor, ya que en Chile tampoco están bien las cosas para el sector, igualmente a causa de las biotoxinas.