Como si de Willy Fog se tratase, los internos de la residencia Divina Pastora se convirtieron ayer en protagonistas de "La vuelta al mundo", una obra de teatro que los llevó a recorrer cada uno de los continentes de la tierra, pasando por lugares como Rusia, la República del Congo, China, Inglaterra o México. El viaje les acercó a la historia y cultura de estos y otros países, siendo los propios residentes los encargados de relatar las principales señas de identidad y peculiaridades de cada uno de los destinos. "Buscamos lugares cuyas características fuesen reconocibles y que nos permitiesen elaborar sin demasiada complicación el decorado y vestuario" de la representación teatral, explica Blanca Iglesias, terapeuta de la residencia Divina Pastora. Ella, junto a la fisioterapeuta Katia y la psicóloga Silvia, fueron las organizadoras de la actividad, un Festival de Primavera que se retrasó unas semanas con respecto al comienzo de la estación ya que "coincidía con Semana Santa y quisimos respetar esas fechas" tan señaladas.

De los 102 residentes con los que cuenta en la actualidad Divina Pastora, quince se convirtieron en actores para escenificar la obra "La vuelta al mundo". Pero además, fueron los propios internos quienes se encargaron de confeccionar algunos disfraces y la decoración, utilizando diversos materiales de manualidades como papel, bolsas de plástico, goma eva, cartulinas o papel pinocho.

Aunque ayer era día laborable, algunos familiares de los residentes que no quisieron perderse la actuación y comprobaron de primera mano lo bien que se lo pasaron los internos, con coloridos disfraces, collares de flores o pintándose la cara. Los que no se subieron al escenario, también se empaparon del ambiente festivo desde las butacas, aplaudiendo la actuación de sus amigos y compañeros.

Mejorar la autoestima

Esta y otras actividades extraordinarias que la residencia organiza en fechas señaladas del año contribuyen a que los internos "se sientan partícipes de la actividad del centro. Suponen un aliciente para su autoestima y comprueban que todavía tienen capacidad de hacer cosas", destaca Blanca Iglesias. "Disfrutan mucho", asevera. Recuerda, por ejemplo, las coreografías de la película Grease que prepararon para celebrar el carnaval, las postales realizadas en las Navidades o incluso el divertido concurso de Miss y Mister que tuvo lugar el pasado verano.

Iniciativas como estas, además de su carácter lúdico, persiguen también un fin terapéutico, contribuyendo a favorecer la convivencia y la participación, a establecer lazos o potenciar las relaciones entre los residentes, quienes encuentran en el ocio una fuente de realización personal, sintiéndose útiles y capaces, mejorando la valoración e imagen que tienen de sí mismos y avanzando, por tanto, en su bienestar tanto a nivel individual como grupal.