Sansatur es una tienda de ropa del centro de Cambados, una de cuyas fachadas dan a la calle Infantas, una de las arterias principales de la "movida" nocturna en la localidad. Esta circunstancia motiva que los dueños del establecimiento hayan padecido en más de una ocasión actos de vandalismo. Pero a cambio, al encontrarse en un lugar muy céntrico, nunca habían padecido un intento de robo. Hasta la madrugada de ayer sábado.

Una o más personas intentaron reventar uno de los escaparates laterales de la tienda, supuestamente con la intención de lograr acceder a su interior o de hacerse al menos con algunas de las prendas de primeras marcas que se encontraban expuestas junto a esa cristalera. La dueña del comercio, María del Carmen Pillado Castro, considera que lo sucedido el sábado fue un intento de robo y un acto vandálico sobre todo porque los autores de los hechos golpearon en varias ocasiones el cristal.

Y aunque sí que lo desplazaron en el marco, no lograron romperlo ya que era blindado. Pero no tiene muchas más pistas. "Preguntamos a los vecinos, pero todos nos dicen que no escucharon nada", afirma la comerciante.

La tienda está en pleno centro de Cambados, a escasos 300 metros de la casa consistorial, en uno de cuyos laterales está la base de la Policía Local, que los viernes y sábados tiene servicio de noche. Además, se encuentra en una zona muy frecuentada hasta al menos las tres de la mañana, al situarse en el entorno de una de las zonas de la "movida" de Cambados. "Pero ayer (por el viernes) hubo muy poco ambiente por la noche", añade la dueña de Sansatur.

Colocaron vallas

Pillado ni siquiera se dio cuenta de lo que había pasado cuando llegó a la tienda, sobre las 10 de la mañana. El escaparate roto era de un lateral y no se fijó. Quien sí lo vio fue la dueña de otro comercio, situado del otro lado de la calle, y fue ella quien fue a Sansatur a avisarle a María del Carmen Pillado de lo que había pasado.

La comerciante acudió al cuartel de la Guardia Civil para interponer la correspondiente denuncia, y desde el Instituto Armado se envió pasado el mediodía a un agente para que buscase pruebas en la zona. También avisó a la Policía Local para que acotasen la zona con unas vallas, y evitar de ese modo que alguien pudiese cortarse accidentalmente con los bordes del cristal estallado. Llamó igualmente a su compañía de seguros, que le envió ya por la mañana a un cristalero. Le colocó dos vidrios -uno a cada lado del roto- como solución provisional, ya que el blindado tiene que encargarlo y aún le tardará un par de días en llegar.