Por fin salió el sol, y los arousanos trataron de aprovecharlo al máximo. La jornada de ayer volvió a ser inestable, con intensas precipitaciones a lo largo de la mañana, pero la tarde resultó casi primaveral, sobre todo si se compara con las semanas previas, marcadas por las precipitaciones constantes, el desbordamiento de ríos y el corte de carreteras anegadas.

Fue una jornada para recuperar fuerzas y "cargar las pilas" antes de la llegada del siguiente temporal, tal y como indicaban los ciudadanos que aprovecharon para pasear por las calles e incluso los paseos marítimos y las playas.

Unos arenales, por cierto, en los que es evidente la huella de las adversas condiciones meteorológicas y oceanográficas de los últimos tiempos. Están repletas de escombros, algas y todo tipo de restos arrojados por las corrientes a la orilla. La imagen en cierto modo, es similar a la que dejaron los ríos que se desbordaron y anegaron viñedos y tierras de cultivo.

En este sentido, hay que indicar que si bien el nivel de los ríos bajó, especialmente en el caso del Umia, que es el que causó mayores complicaciones, todavía quedan numerosas fincas inundadas. La tierra es incapaz de absorber ya más agua, de ahí que todavía puedan verse viñedos convertido en auténticas piscinas.

Ni que decir tiene que no puede hablarse de normalidad, y mucho menos si se cumplen las predicciones meteorológicas y hoy vuelven a registrarse lluvias intensas. La esperanza para los arousanos es que quizás a partir de mañana se relaje la situación y puedan disfrutarse nuevamente jornadas similares a la vivida ayer, la cual, dicho sea de paso, "no llega a nada", explicaban los paseantes.