Esther González alega que "hace 15 años yo tuve un comercio y ya entonces la venta en los domingos era muy puntual. Vendías algo entre el 22 de diciembre y Reyes". Para Mónica Vázquez, el hecho de abrir sus puertas el domingo es algo a lo que el pequeño comerciante se ve obligado para competir de algún modo con las grandes cadenas.

Luis Acosta plantea a su vez que "no compensa abrir los domingos, pero te ves obligado a hacerlo", y recuerda que eso redunda en una menor calidad de vida. "Para muchos de nosotros los domingos son nuestras vacaciones, nuestro único día de descanso. A este paso solo nos quedará abrir también por las noches". Y recuerda por ejemplo que "hace años no había pan fresco los domingos y no pasaba nada".

Dolores Prego, sin embargo, no se le plantea dilema alguno. "Yo vengo de Madrid, y allí se abre todos los días del año menos tres. Así que para mí abrir los domingos o festivos es lo más normal del mundo".