Los técnicos recomiendan la aplicación de tratamientos de invierno tanto en las plantaciones de kiwi como en las de frutales.

"Son aconsejables para reducir el inóculo para la próxima temporada y para proteger las heridas que se producen con la caída de las hojas, que son vías de entrada para patógenos", señalan en la EFA.

En estos casos "se deben aplicar fungicidas de cobre a dosis altas, que pueden ser renovados en dos ocasiones más a lo largo del invierno, siempre que las temperaturas no estén excesivamente bajas y no exista tampoco previsión de heladas para los días sucesivos".