Edén Lois va ataviada con el uniforme de camarera de piso del Gran Hotel La Toja en los años veinte de hace un siglo. Y la verdad es que el papel lo borda al recorrer la exposición y presumir del mobiliario, de la suite y de las espectaculares vajillas y cuberterías que se conservan de aquella época.

La carpa del lujoso establecimiento es una de las más visitadas por los miles de turistas que estos días abarrotan la península meca. Y es que en ella se recrea aquel ambiente de principios de siglo cuando A Toxa eraun lugar no solo elegante sino exclusivo, elegido por las clases más altas de España y Portugal para disfrutar de sus vacaciones de spa.

A Edén Lois le llama especialmente la atención la ropa de baño de aquellos años de principios del veinte cuando hombres y mujeres lucían de todo menos tipo, porque eran de cuerpo entero y los de mujer pesaban tanto que dificultaban el caminar sobre la fina arena de la playa junto al hotel.

Pero también el dormitorio significaba el máximo lujo como se puede ver en la carpa de O Corgo y estaba amueblado con dos camas perfectamente vestidas con cabecero metálico y un pequeño banco a los pies de la misma, que da un toque decorativo especial. Sobre las camas los tradicionales camisones masculinos, tan corrientes en películas costumbristas de la época.

Los visitantes disfrutan también con la espectacular mesa de comedor dispuesta con todos los elementos de vajilla,cubertería y un espectacular centro floral de aquellos primeros años del pasado siglo XX.

También se recrea la antigua recepción con una serie de maniquíes que exhiben los uniformes de los empleados del establecimiento hotelero por excelencia de O Grove.

Como no podía ser menos, la muestra presenta las típicas mesas de juego antiguas, en lo que fue el germen del actual y moderno Casino, único en Galicia por el momento.

Los visitantes también sienten curiosidad por otros objetos de la carpa, pero es sobre todo llamativo el lujoso vehículo antiguo que se divisa nada más atravesar la puerta de la carpa del hotel.

Como expone Edén Lois es uno de los objetos por los que más preguntan y, de hecho, recurre a su chuleta en el teléfono móvil para explicar que se trata del modelo Panhard Levasor, del año 1912.

Se trata de un turismo que conserva a las mil maravillas un particular y que seguramente fue uno de los que llegaron en aquellos años hasta la recepción del Gran Hotel. Es un descapotable que presenta un aspecto impecable y que fue sin duda un lujo de la época.