Los problemas causados por el temporal en el colegio Viñagrande de San Miguel de Deiro, en Vilanova, están solventados. Así lo entiende la jefatura territorial de Educación, que ayer achacaba el problema ocurrido a la acumulación de hojas en uno de los bajantes, que provocó la obstrucción de la canaleta de desagüe y que el agua acabase filtrándose al interior del edificio.

Operarios del Concello de Vilanova y de la Consellería de Educación despejaron ya el pasado lunes la canaleta y, en principio, no tienen previsto acometer ningún tipo de obra más allá del mantenimiento correcto de las instalaciones, cuestión a la que en Educación achacan lo ocurrido esta semana. Pese a esta incidencia, lo cierto es que los operarios municipales estuvieron realizando tareas de mantenimiento durante todo el mes de agosto, en las que se incluía la limpieza de las canaletas, pero el viento habría traído una gran cantidad de hojas que acabaron por obturar ese bajante y provocando las inundaciones.

No en vano, el centro vio como se sustituía su vetusto tejado hace apenas un año, después de que otro temporal se lo llevase por delante. En principio, el nuevo tejado es mucho más seguro que el anterior y no debería dar ningún tipo de problema estructural, algo que en la jefatura de Educación descartan por completo.

El centro trabajó ayer con total normalidad sin que le afectase en exceso lo ocurrido el lunes. En esa jornada, sobre las 9,30 horas, los profesores se percataron de que el agua estaba entrando en varias aulas del centro, sobre todo en la biblioteca, el despacho de orientación y una parte del pasillo de Primaria. La dirección del centro se puso en contacto de forma inmediata con la Consellería de Educación y con el Concello de Vilanova, que enviaron rápidamente operarios a tratar de encontrar una solución y reparar el problema.

Los profesores, por precaución, trasladaron al gimnasio a unos 45 niños de los tres primeros cursos de primaria, ya que sus aulas eran las más próximas a la zona por donde estaba entrando el agua. En ningún momento los pequeños estuvieron en peligro, y tan solo una hora después, acabaron regresando a sus aulas.

El agua acabó afectando a cuatro equipos informáticos, una treintena de libros de la biblioteca, el suelo de corcho de ese mismo habitáculo, una puerta y varias paredes, y los propios profesores se afanaron en su eliminación con cubos, barreños y fregonas. También quedaron dañadas medio centenar de placas del falso techo.

La incidencia del colegio fue la más importante de una serie de situaciones que dejó el temporal, como la presencia de goteras en el pabellón del instituto Ramón Cabanillas, recientemente remodelado, o el apagón que sufrieron los semáforos de Caleiro, también en Vilanova, que provocaron problemas de tráfico en la PO-549 s su paso por el municipio.