Un vecino que se acerca a la entrada de Larsa, en Vilagarcía, con una bolsa llena de fruta; otro que va por la mañana temprano o al anochecer con café; un bar que deja una treintena de bollos para desayunar... Los ganaderos del Deza que estos días bloquean la entrada a la fábrica de Larsa tienen el apoyo de numerosos vecinos, hasta el extremo de que "hay quien ha venido a decirnos que tienen una casa parada por si queremos ir allí a ducharnos o a descansar un poco por la noche", en palabras de uno de los portavoces de los tractoristas, Luis Cejo. Un ofrecimiento que agradecen, pero que no aceptaron.

Los ganaderos iniciaron el viernes por la noche una campaña de protesta bloqueando las industrias lácteas de Galicia, entre las cuales se encuentran Larsa, la factoría de Clesa en Caldas de Reis y la de Nestlé en Pontecesures. Quieren que la administración estatal les garantice un precio digno por la leche -nunca inferior a los 33 o 36 céntimos por litro, teniendo en cuenta que el coste de producción ya supera los 30-, así como que después cobrarán lo acordado.

En Vilagarcía hay una treintena de tractores, procedentes de localidades como Lalín, Silleda, A Estrada o Vila de Cruces, y permanecen "acampados" desde el sábado a medianoche. Tras el reparto gratuito de leche y quesos que hicieron en la Praza de Galicia vilagarciana el lunes por la tarde, confiaban en poder volver a sus casas ayer, pues había convocada en Madrid una reunión que se presumía crucial, pero ésta no llegó a celebrarse finalmente, con lo que la protesta sigue en pie.

Luis Cejo afirma que "la verdad es que ya nos habíamos hecho a la idea de que igual hoy (por ayer) no había una solución, y ya empezamos a pensar que igual nos tenemos que quedar aquí hasta el lunes". El ganadero afirma sobre esto que "ya hay gente que está tirando leche desde el viernes, y que ya ha tenido que tirarla dos veces", de modo que "hemos llegado a una situación en que no podemos dar marcha atrás. Llegados a este punto tenemos que mantener las concentraciones hasta que nos den una solución porque si no las granjas dejarán de ser rentables".

Y eso que Luis Cejo admite que quien más quien menos empieza a acusar el cansancio. Por las noches se turnan para pasar parte del tiempo en la cabina del tractor y otra parte dentro de un coche, algo que en la situación actual toman como un auténtico lujo.

Aunque, añade Luis Cejo, en los últimos días hay más gente del Deza disponible para bajar a Vilagarcía o Caldas -que en los días precedentes se desplazaba a Lugo para reforzar las protestas allí-, con lo que "podemos organizarnos para pasar al menos una noche en casa cada uno".

Así las cosas, empiezan a resignarse a que la espera será larga, con todo lo que eso significa: incertidumbre por el desarrollo de las conversaciones políticas; cansancio; y pena al ver como se derrama la leche de sus explotaciones y como tienen que retrasar la cosecha del maíz y otros trabajos pendientes en sus granjas. "En la plataforma nos han dicho que igual mañana al mediodía (por hoy) había alguna novedad", prosigue Luis Cejo.

Entre tanto, el Ayuntamiento de Vilagarcía está intentando ponerles las cosas fáciles, y durante la tarde de ayer los operarios municipales montaron una segunda carpa igual a la que tenían antes para resguardarse de la lluvia y el viento. Falta les hizo ayer, y si las previsiones meteorológicas están en lo cierto también las necesitarán hoy.