La escuela municipal de música Pepe Silva, de O Grove, afronta la cuarta temporada lectiva desde su fundación, en 2012, con un plan formativo que añade más opciones relacionadas con instrumentos de cuerda como violín, contrabajo y violonchelo, aunque, en líneas generales, mantiene su oferta anterior.

La directora del centro, Isolina Domínguez, señala que el refuerzo en este tipo de disciplinas se debe a que la demanda se concentra demasiado en piano y guitarra, por lo que existe la intención de potenciar el aprendizaje vinculado a los instrumentos de percusión y de viento, que se encuentran entre los menos requeridos.

"La influencia familiar determina en muchas ocasiones las solicitudes de los niños que acuden a la escuela, porque se interesan por los instrumentos que ya conoce la gente de su entorno o que tienen a su disposición en sus casas", comenta Domínguez.

Las posibilidades económicas a la hora de agenciarse un instrumento también influyen en las decisiones de los padres, que a menudo tratan de elegir las actividades a las que se dedicarán los pequeños en este recinto.

La directora de la escuela reconoce que "lo ideal es que el niño haya tenido contacto con el estudio de alguna materia musical y, gracias a sus nociones y al criterio que haya adquirido, pueda escoger lo que más le interesa o en qué le apetece profundizar".

Las asignaturas incluidas en los programas de la enseñanza obligatoria contribuyen a que los más jóvenes establezcan esa conexión que permite que, en muchos casos, despierte la inquietud artística que puede abrir el camino a una nueva pasión y anime al pequeño a integrarse en un centro especializado donde continúe su progreso.

En cuanto a la presencia de materias relacionadas con la música en Primaria y Secundaria, Isolina Domínguez lamenta que se haya reducido en los últimos años la formación destinada a esta área y subraya algunas de las virtudes de estos estudios.

Domínguez defiende la trascendencia de esta formación para que se produzca un desarrollo adecuado por parte de niños y adolescentes. "Gracias a la música, los chavales se acostumbran a trabajar en equipo, a componer un grupo en el que cada uno juega un papel distinto y todos son imprescindibles, colaboran y se complementan", apunta la profesora, y matiza que, "a pesar de que ocurre algo similar con la práctica deportiva, cuando se trata de organizar una banda musical desaparece la vertiente competitiva y no aparece ese instinto de rivalidad". Las circunstancias en que se realizan estas tareas permiten, según Domínguez, "que se acostumbren desde pequeños a compartir y a convivir juntos, lo que juega un papel esencial en la transmisión de valores".

En cualquier caso, el número de alumnos de la escuela municipal grovense no ha dejado de aumentar. De los 41 matriculados el curso 2012-2013 se pasó a más de 90 durante la última temporada. La franja de edad que alberga a más estudiantes se sitúa entre los 8 y los 12 años. El centro ofrece actividades formativas destinadas a personas que no superen los 18 años. La intención de los responsables de esta academia es poseer un programa que abarque a más colectivos.

Del mismo modo, la directora de la escuela Pepe Silva admite que le agradaría interactuar con otras instituciones y que recibieron una propuesta, en ese sentido, procedente de otro centro de la comarca. Sin embargo, la reciente creación de este lugar de aprendizaje dificulta la compenetración cuando se busca actuar con otros conjuntos.

"Estamos empezando y todavía nos falta base, pero nos mostraremos abiertos a cualquier sugerencia y nos encantaría unirnos en algún evento a otras escuelas", indica Domínguez.

El plazo para inscribirse en las disciplinas que ofrece este centro termina el próximo domingo. El programa incluye especialidades como clarinete, guitarra, saxofón, trompeta, flauta, percusión, piano, cuerda y oboe.