Los bodegueros están encantados con la que está cayendo. Las últimas lluvias han sido para ellos como agua de mayo, pues están convencidos de que van a propiciar "una vendimia excepcional" en el conjunto de la Denominación de Origen Rías Baixas.

Tanto es así que incluso algunos de los empresarios y enólogos que hace un par de semanas pronosticaban en FARO que esta marca de calidad recogerá alrededor de 35 millones de kilos de uva, ahora se atreven a elevar la cifra a los 40 millones, y todo porque "está en perfectas condiciones y no se ha visto atacada de manera significativa por las enfermedades a lo largo de la campaña; y aún por encima ahora recibe una lluvia que le viene fenomenal".

A pie de campo

Isidoro Serantes, gerente de la bodega Bouza do Rei, es uno de los empresarios que se muestran encantados con las últimas lluvias. Ayer, en compañía de FARO DE VIGO, el popular bodeguero ribadumiense recorrió algunos de sus viñedos para supervisar personalmente el estado de los racimos, y la conclusión a la que llegó no puede ser mejor.

"La uva está perfecta, y lo mejor de todo es que con estas lluvias se lava y gana en rendimiento; además de tratarse de algo fundamental para reducir la acidez", manifiesta Serantes.

En su bodega, como en otras muchas, ya aplicaron hace días los últimos tratamientos fitosanitarios. Ahora queda esperar a que venza el plazo de seguridad para iniciar la recolección, que arrancará a finales de este mes en la Denominación de Origen, aunque sea de una forma tímida y en las parcelas del sur de la provincia, para intensificarse en la primera semana de septiembre.

Deshojado

Hasta entonces lo que hacen estos bodegueros y el conjunto de los viticultores es preparar las instalaciones para la recepción de la uva y eliminar hojas del viñedo para tratar de mantener aireados los racimos, "pues debemos despejarlos para que no acumulen humedad y que continúe el proceso de maduración", relata el propio Isidoro Serantes.

Eso sí, como se explicó en tantas ocasiones anteriores, hay que afrontar esta técnica del deshojado "sin pasarse", ya que una eliminación excesiva de la vegetación de la vid puede favorecer los golpes de calor en los racimos, y con ello arruinar la cosecha.

De lo que no cabe duda es de que la vendimia está a la vuelta de la esquina, y para hacerse una idea de ello baste comparar las condiciones o características analíticas o fisicoquímicas que establece Rías Baixas para sus caldos con la graduación alcohólica que tiene la uva en estos momentos.

En la Denominación de Origen establecen un grado alcohólico adquirido mínimo del 11,3% para el albariño, del 11,5% para los "Rías Baixas Barrica" y del 11% para el resto de blancos.

Y en la Estación Fitopatológica do Areeiro (EFA) han constatado en sus parcelas de seguimiento que la graduación es del 9% en Barrantes, del 9,80 en Castrelo, de 9,20 en A Modia y 9 en Tremoedo, en lo que a la subzona de O Salnés se refiere.

En la comarca de O Rosal se han medido 9,7 grados en Eiras, mientras que en la comarca de O Condado la parcela de Vide está ya en 11 grados y la de Leirado, en 8,41.

Año tranquilo

El propio Isidoro Serantes confirmaba ayer tanto el avanzado estado de maduración y la alta graduación que tiene a estas alturas la uva como su óptimo estado, después de un año muy tranquilo en cuanto a presencia de plagas o enfermedades.

Sin duda, una vez más ha sido un elemento clave la creciente profesionalización del sector vitivinicultor, capaz de hacer frente al mildiu, el oidio, la botritis o cualquier otra afección que pueda amenazar la cosecha.

En la EFA destacaban el viernes, al hilo de esto y en relación con la botritis, que a estas alturas parece la única amenaza posible para el viñedo, que "la práctica ausencia de esta enfermedad típica de la maduración en esta campaña se debe a que en general la uva está en buen estado y a que apenas ha llovido en esta fase final de desarrollo de los racimos".

La botritis podría hacer acto de presencia -al menos de forma puntual, y en parcelas muy concretas- tras las lluvias registradas ayer, pero en cualquier caso no parece que vaya a suponer trastorno alguno para el sector antes de la inminente vendimia.