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La abuela de O Salnés cumple 106 años

Eugenia Martínez es de Caldelas de Tui, pero reside en el geriátrico de Ribadumia

Los vecinos de Salvaterra entregan flores a la homenajeada. // I.Abella

Eugenia Martínez ha celebrado sus últimas fiestas de cumpleaños en el geriátrico de Ribadumia, donde reside desde hace tres años. Pero la de ayer fue más especial si cabe porque recibió la visita de algunos vecinos suyos. Nacida en Caldelas de Tui hace 106 años, Eugenia Martínez estuvo ayer acompañada por una quincena de personas llegadas de Salvaterra de Miño, entre las cuales se encontraban la concejala Guadalupe Piedrahita y miembros de la asociación de vecinos Arantei, creada recientemente. No faltó tampoco la regidora de Ribadumia, Salomé Peña, que estaba acompañada por la concejala de Cultura.

Eugenia Martínez es una de las personas más longevas de Galicia, y a pesar de su avanzada edad se mantiene en un buen estado cognitivo. Es capaz de mantener una conversación y le encanta estar en el salón rodeada de gente. Durante la jornada de ayer una mujer joven le dijo que estaba muy guapa, a lo que ella respondió con gran agilidad al piropo que la guapa era ella. Y cuando se le preguntó por el secreto de su longevidad, respondió alzando un dedo y aludiendo a Dios. Físicamente, y aunque hace un par de años todavía conseguía caminar con la ayuda de un bastón, en la actualidad se desplaza en silla de ruedas, aunque esto no sea un obstáculo para que participe en todas las actividades del centro que gestiona la empresa Geriatros.

"Lo que más le gustan son las fiestas y las tertulias. Se confiesa una fan de las telenovelas y de las revistas del corazón, y su plato favorito es la tortilla francesa", afirmaban hace un año en el centro.

Una vida difícil

Eugenia Martínez enviudó muy joven, y se vio obligada a sacar adelante a tres hijos en plena Guerra Civil y durante los años de la postguerra. Trabajó durante décadas como agricultora, en la venta ambulante de pescado y como empleada del hogar. Posteriormente, cuando sus hijos la hicieron abuela ayudó a criar a algunos de sus nietos.

En la fiesta que se le organizó a primera hora de la tarde de ayer en la cafetería del geriátrico no faltaron la tarta ni las velas de cumpleaños (el número 106), que la mujer logró apagar ella sola. Los residentes, por su parte, le dedicaron una emotiva carta de felicitación, y sus vecinos de Salvaterra le regalaron desde una toquilla, un fular o unas orquídeas hasta una placa de homenaje en la que se hacía mención a su edad.

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