Hay tradiciones tan arraigadas que no se cambian de un año para otro. Un ejemplo de esta máxima es la romería de San Simón, que se ha celebrado este fin de semana en Baión (Vilanova). Hace años, prácticamente toda la fiesta se celebraba junto a la capilla, que se asoma a la carretera de Vilagarcía a Pontevedra, una de las que más tráfico tiene de la provincia. Eso provocaba que en los momentos de mayor afluencia de gente, ésta caminase por la calzada, con el consiguiente riesgo por el paso constante de vehículos.

En las últimas ediciones la comisión de fiestas, el Ayuntamiento de Vilanova y la Diputación de Pontevedra han mejorado mucho la situación. La creación de un enorme campo de fiestas en los terrenos aledaños al polígono industrial y la apertura del nuevo vial de acceso a dicho polígono ha descongestionado de forma considerable el entorno de la capilla.

Pero aún así, la tradición es tan fuerte que todavía parece una utopía la posibilidad de dejar libre el entorno de la capilla. Este año más de una docena de vendedores montaron sus puestos en los arcenes de la carretera -entre los cuales había varios puestos de comidas-, con el consiguiente reguero de gente por la carretera y el tráfico lento en el tramo comprendido entre la rotonda de Baión y el segundo acceso al polígono.

Pero aún así, la situación ha mejorado ostensiblemente con las medidas puestas en marcha por los organizadores de la romería, el Concello y la Diputación. El nuevo vial de subida al parque empresarial -que estaba decorado con unos espectaculares arcos de luces de colores- ha sacado cientos de coches de la carretera principal, muchos de los cuales aparcaban en la explanada habilitada por la comisión de fiestas. El estacionamiento costaba dos euros, dinero con el que los organizadores costearán parte de los gastos del evento.

Por otra parte, se ha sacado mucho rendimiento a la explanada donde ahora se ubica el campo de fiestas, y en la que se montan desde los escenarios móviles de las orquestas hasta algunos de los restaurantes de campaña más grandes pasando por las atracciones infantiles. Esto hace que poco a poco la romería vaya basculando hacia el interior, y alejándose del entorno de la PO-531. Aunque la presencia de la capilla y de muchos vendedores, y la costumbre de muchos años sigan siendo aún muy fuertes.