Un conocido médico de Vilagarcía de Arousa que pasa consulta en el Concello de Sanxenxo y prefiere mantenerse en el anonimato ofreció ayer a los usuarios de Cáritas la posibilidad de disfrutar de un buen almuerzo; un auténtico banquete que muchos quizás no vuelvan a probar.

Fue en el comedor social existente en el centro de la ciudad vilagarciana, donde aproximadamente medio centenar de usuarios pudieron degustar unos langostinos frescos cocidos, ternera "de primera calidad" y pastel artesano de chocolate.

El mismo postre que, por cierto, fue adornado con unas velas para celebrar el cumpleaños de la esposa del médico. "No había caído en la cuenta de que era su aniversario, así que aprovecho para ofrecerle este gesto como regalo", indica este benefactor.

Y no contento con esta comida que los usuarios no se esperaban -no se había anunciado antes para evitar aglomeraciones o problemas entre los comensales-, por la tarde el médico se encargó de que los ciudadanos que acuden a diario al Asilo de Vilagarcía pudieran asistir a una actuación de música clásica.

"Soy miembro de Médicos sin Fronteras, pero soy consciente de que no es necesario irse a África ni otros lugares para encontrar personas con enormes dificultades, por eso he querido aportar mi pequeño grano de arena para ayudar un poco más, con una sorpresa como ésta, a aquellos vecinos de mi ciudad que lo están pasando mal", declara el facultativo.

Sabe que Cáritas "se nutre fundamentalmente de capital privado y donaciones particulares -reflexiona-; son ingresos siempre escasos, a pesar de lo cual sus responsables, con Francisco Fernández a la cabeza, se las ingenian cada día para ofrecer comidas y unas buenas condiciones higiénicas".

Por eso decidió sorprenderlos con "un menú selecto con el que dar una alegría a quienes acuden cada día al comedor de Cáritas".

Es una forma de colaborar, pero también una manera de llamar la atención sobre el trabajo que realizan en Cáritas, con la esperanza de que cunda el ejemplo y otros vilagarcianos puedan hacer lo mismo. "No se trata de ofrecer mariscadas diarias, pero sí de tratar de ayudar en la medida de las posibilidades de cada uno para que Cáritas pueda seguir estando al lado de esa gente que no tiene a dónde ir", dice el benefactor.

"Ojalá otros vilagarcianos en una situación económica desahogada se animen a participar -manifiesta-; sé que muchos ya lo hacen pero nunca es suficiente, por eso entre todos tenemos que fomentar la solidaridad y pensar en esas personas que atraviesan tantos problemas en nuestro municipio y en nuestro país".