Vilagarcía vivió ayer una de las romerías de San Roquiño o Pequeno más multitudinarias de los últimos años. Quizás fuese el buen tiempo reinante o las ganas de celebración que tiene la ciudad lo que llevó a más de un millar de personas a abarrotar las inmediaciones de la capilla que tiene el nombre del santo en el barrio homónimo. Además, a diferencia del resto de actos religiosos del casco urbano, la cita de San Roquiño se caracteriza por su tono colorido y rural, con el sabor de las romerías que en una ciudad como Vilagarcía muchos vecinos, especialmente los de mayor edad, echan en falta.

Ayer tuvieron todo eso concentrado en una mañana repleta de actividad y buen ambiente. Desde primera hora el barrio ya sonaba a fiesta gracias al pasacalles a cargo de Os terribles de Arousa, los renovados gigantes, que se imponían en las calles con su inmensa presencia, y la Banda de Música Municipal de Vilagarcía.

Los alrededores de la capilla se llenaron de puestos de rosquillas y de exvotos y velas, aunque esta es una celebración en la que estos elementos tienen menos peso que, por ejemplo en San Rita, y apenas se vieron velas en la procesión.

La misa contó con una afluencia de fieles muy importante y las sillas se quedaron más que cortas para seguir todo el acto litúrgico. En primera fila estaban hasta seis ediles del gobierno local, con el alcalde, Tomás Fole, presidiendo la ceremonia. Más discreto se mostró el senador José Luis Rivera Mallo, que prefirió mezclarse con el público sin perder ningún detalle del festejo. La coral Santa Eulalia fue la encargada de adornar las partes cantadas del evento.

Al terminar la misa, poco después de las 12, fue el momento de la animada procesión, que, lejos del recogimiento habitual en estos actos, fue una parte más de la fiesta. El pequeño San Roque recorrió las calles del barrio hasta la plaza de A Independencia, donde le esperaban Os Terribles y los gigantes, para volver juntos a la capilla.

La Banda de Música acompañó a la comitiva en todo momento, en la que se congregó buena parte del público que asistió a la misa. Detrás del santo desfilaron los seis ediles de gobierno, con la concejala de Cultura, Rocío Llovo, especialmente ataviada para la ocasión con un traje tradicional gallego al que no le faltaba ningún detalle.

No fue la única que se atavió para la ocasión, ya que durante la procesión también se pudo ver a un grupo de mujeres vestidas con trajes típicos del país, además de los atuendos tradicionales de Os Terribles, en este caso vestidos con pololos y sombreros.

Al terminar la procesión fue el momento de disfrutar de la romería, popular en la que todos degustaron vino y empañada.