El Festival do Norte echó el pasado domingo el telón a una edición que quedará marcada en el recuerdo por ser la primera que se celebra en un paraíso como A Illa, y sobre todo, por el diluvio universal que se cernió sobre todos los participantes, músicos incluidos, durante la noche del sábado. Con todo concluido es la hora de analizar errores, que los hubo, pero también aciertos, que también estuvieron presentes, y sobre todo, comenzar a preparar la que será la edición del próximo año, que puede trasladarse desde la explanada portuaria de Aguiuncho a las inmediaciones de la playa de O Bao. Esa circunstancia está todavía por definir, pero lo que tiene muy claro la organización es que el Festival va a continuar celebrándose en el pequeño municipio isleño donde han sido acogidos con los brazos abiertos desde el primer día.

La opción de O Bao facilitaría la ubicación próxima del recinto del festival y de la zona de acampada, que en esta edición quedó bastante alejada y falló el tren que iba a unir Area da Secada con el espacio principal del evento. Además, es un entorno que gusta más a las fuerzas de seguridad, ya que les permitiría controlar con mayor eficiencia ambos recintos. Esa decisión comenzará a trabajarse a partir del próximo mes de septiembre, cuando ambas partes retomarán los contactos para definir cómo va a diseñarse el evento del próximo año.

En estos momentos, las consideraciones se centran en lo que ocurrió durante el fin de semana y tanto el Concello como la organización consideran que el resultado global fue "positivo", especialmente para la promoción turística del municipio como para la hostelería. Queda el mal sabor de boca de la lluvia y las quejas de muchos de los asistentes por la ausencia de una o varias carpas en las que guarecerse del diluvio que cayó en la noche del sábado. Antonio Caneda, uno de los organizadores del evento, asume esas críticas pero "tal y como estaba planteado el festival resultaba imposible instalar una carpa, ya que se diseñó para disfrutar del entorno natural en el que estaba enclavado y tenía que ser al aire libre". En ese sentido, Caneda elogia a todos los grupos que pasaron por el escenario principal, que "se implicaron en que el festival siguiese adelante en un gesto que les honra". Los que sufrieron las peores condiciones meteorológicas fueron los grupos que saltaron al escenario principal el sábado, pero ninguno de ellos defraudó a los que aguantaron estoicamente el diluvio, sobre todo "Tha Wave Pictures", "The Pains of Being Pure at Heart", "Lori Meyers" y "Kakkmaddafakka". Ninguno de ellos "planteó la posibilidad de suspender su actuación, es más, se mostraron partidarios de salir al escenario y darlo todo, como así fue".

La lluvia fue un handicap que el Festival superó gracias al gran cartel musical que ofrecía, pero pese a ello desde la organización se reconoce que "unos 250 abonos de venta anticipada para las tres jornadas se quedaron en la taquilla porque no vinieron a retirarlos". El agua menguó también la asistencia diaria "aunque vendimos entradas de día el viernes y el sábado, aunque muchas menos de las que se preveían", reconoce Caneda que no tiene ninguna duda de que si las condiciones meteorológicas hubiesen acompañado, el "paraíso" de A Illa hubiese supuesto un tirón espectacular para el Festival. La lluvia les obligó a tomar decisiones sobre la marcha para evitar que no se suspendiese ninguna actuación, descartando la celebración de los conciertos en la plaza de O Regueiro y trasladando a esos grupos al auditorio. "Conciertos no se suspendió ninguno, tan solo no se celebraron las actividades para los más pequeños que estaban previstas en la plaza de O Regueiro", reconoce Caneda.

También destaca Caneda el enorme esfuerzo realizado por la producción, que mantuvo en perfectas condiciones los frágiles equipos durante el diluvio y el "capital humano que aportó el Concello de A Illa; éramos conscientes de que el municipio es pequeño y tiene sus limitaciones, pero se volcó desde el primer momento y cumplieron con creces con cualquier cosa que se les pedía".

El regidor de A Illa, Manuel Vázquez también valoraba de forma "muy positiva" la implantación del Festival do Norte en su municipio pese al mal tiempo. "Los primeros cuatro días de julio acostumbran a ser bastante flojos en el sector hostelero, pero la presencia de los asistentes al evento se notó desde el primer día en el casco urbano y eso que peor tiempo no pudo hacer en un mes de julio en el que es muy raro que se registren", explica.

Vázquez está dispuesto a continuar colaborando con los organizadores en una futura edición "si ellos deciden quedarse en A Illa, que todo parece que así será, y preparar con tiempo un evento que con buen tiempo, puede resultar espectacular". Reconoce que "este año se diseñó con bastante premura, pero ahora hay tiempo para diseñar un evento de repercusión internacional como es el Festival do Norte".