Apenas pasadas las 10,30 horas de la mañana de ayer, la alarma de incendio saltó en el interior de la escuela infantil municipal de Vilagarcía. Dentro se hallaban 121 niños de entre cuatro meses y tres años y las 22 profesionales que se encargan de su cuidado. El humo comenzó a hacer acto de presencia en el centro del pasillo principal. Era el cuarto de la lavadora. Una trampa que obligaba a un desalojo partido de los menores y sus maestras.

En ordenadas filas de a uno, siempre con la docente en primer lugar, los niños fueron saliendo de cada una de las aulas pegados a las paredes libres de objetos (las contrarias están marcadas con una línea azul y se reservan para estacionar carritos de bebé) hasta encontrar casi instintivamente las salidas del edificio. En apenas un minuto, ninguna de las casi 150 personas que se encontraban en el interior permanecían allí.

Fuera, el humo era apenas perceptible y los niños, que en ningún momento perdieron la calma, abandonaron el recinto para descansar tras el incidente en los exteriores de la escuela municipal vilagarciana. Las profesoras jugaban con ellos mientras el "susto" se pasaba y todos regresaban a las aulas de nuevo tal y como habían salido. El simulacro coordinado por las profesionales de la escuela y Protección Civil había sido superado con matrícula por todos los participantes.

Y eso que los voluntarios de la agrupación lo habían puesto más difícil que en ocasiones anteriores. "Esta vez colocamos el humo (totalmente inocuo) en un lugar que las obligaba a desviarse de la ruta prediseñada", comenta Daniel Agrelo, de Protección Civil. En estos casos, la persona que localiza el punto conflictivo debe advertir al resto de trabajadoras de dónde se localiza para que lo esquiven durante la salida controlada del recinto.

Mavi Castiñeiras, una de las directoras de la escuela, asegura que "en los 20 años de este centro nunca hemos tenido incidencias de este tipo". Pero ya se sabe, más vale prevenir que curar; por eso, la agrupación colabora con la escuela y casi anualmente se realiza un simulacro.

Cuando suena la alarma de incendio, explica Castiñeiras, "las profesoras supervisan el parte de asistencia para saber que están todos los niños, cierran las puertas del aula, y les dicen que empiecen a jugar al tren. Así se colocan el fila".

¿Son los niños de más corta edad mejores o peores a la hora de evacuar un edificio? Según Agrelo, que participa en muchos actos similares, "son iguales. La cuestión es que el personal sepa qué tiene que hacer en ese momento".

Aunque el simulacro fue la parte espectacular de la jornada de ayer, la más divertida para los niños fue la visita a los coches y ambulancias de Protección Civil. Jugaron con cascos, sirenas y demás equipo de los voluntarios. También descubrieron para qué sirve un hospital de campaña, en donde interactuaron con las camillas y las tiritas del botiquín.

Hoy, los voluntarios regresan a la escuela infantil de A Lomba para enseñarles a los menores cómo trabajan con los vehículos antiincendios.