La Guardia Civil de Tráfico realizó este martes por la mañana un control de velocidad en Leiro (Ribadumia), y colocó el radar en un lugar inusual: entre dos contenedores de la basura. Así lo atestiguan los pocos conductores que circularon por esa carretera -la que une Mosteiro con Ponte Arnelas, limitada en una gran parte a 50 kilómetros por hora- y que se percataron de la presencia del artilugio "camuflado" entre dos bidones verdes, de recogida de restos orgánicos.

Expertos consultados señalan que las normas de tráfico no establecen la obligatoriedad de avisar de la presencia de un control de velocidad -como sí se hace en muchas carreteras o autopistas con los puntos fijos- ni a que estos estén en un vehículo estacionado en el arcén. Incluso aducen que en ocasiones estos dispositivos se colocan sobre trípodes, encastrados en las puertas laterales de automóviles o a bordo de un helicóptero, como ocurre con el reciente "Pegasus".