Un bateeiro arousano explicaba ayer que "la situación empieza a ser desesperante" y que "la gente está de brazos cruzados desde hace meses". La preocupación va en aumento y no solo entre los productores, sino también en la industria transformadora. "Hay cocederos que tienen las puertas cerradas, pero si se les consiguen un par de barcadas no dudan en abrir para trabajarlas, ya que los pedidos son importantes", declara uno de los bateeiros consultados ayer.

Otro apunta que en su caso aún tienen "bastante suerte", ya que sus bateas están fondeadas en uno de los polígonos que siguen abiertos en la ría arousana. "Estamos 'sacando' de vez en cuando y capeando el temporal como podemos, pero no cabe duda de que las cosas pintan muy mal", asevera.

En el sector también inciden en que "además del problema que se plantea con la 'marea roja' y los cierres de las bateas, hay que tener en cuenta que Chile también se llevó un batacazo y envió poco producto, de ahí que los cocederos y las conserveras estén ahora bajo mínimos". Los mejilloneros concluyen que "lo más preocupante llegará si este episodio tóxico se mantiene uno o dos meses más; lo que sucede es que tal y como están las cosas puede que así sea, por lo que ya podemos prepararnos para lo peor".

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