La caída en la facturación de la lonja en los años de la crisis llevó al patrón mayor a buscar otros nichos de mercado, como son la introducción de especies nuevas en la subasta de la "rula", caso del chopo o la centolla. El objetivo era atraer compradores, o incluso, a través de la Organización de Productores (OPP-20) ser el propio pósito el que vendiese directamente esos productos a los mayoristas o al público. Sin embargo, la realidad económica por la que atraviesa la Cofradía de A Illa ha obligado a descartar esta posibilidad, por el momento.

"En estos momentos, nuestra intención es rebajar gastos y no podemos embarcarnos en una aventura que puede dar réditos a largo plazo, pero nunca en un breve espacio de tiempo, por eso debemos aparcarla para tiempos mejores", explica el patrón mayor.

No en vano, la facturación de la lonja de A Illa cayó en los últimos años casi un 50% ya que en 2007 llegó a facturar más de siete millones de euros, mientras que en los dos últimos años, esa cifra se redujo hasta los 4,3 millones con los que se cerraron los ejercicios de 2012 y 2013. "Hemos incrementado el número de kilos vendidos con respecto a 2012, pero la facturación ha sido la misma", explica.