El sector está en venta. Bateas, barcos e incluso artes de pesca y maquinaria se comercializan a precios cada vez más bajos. Detrás de cada operación hay un motivo, una explicación o una disculpa, pero a grandes rasgos puede decirse que la crisis -con la consiguiente reducción de las ventas-, la creciente presencia de biotoxinas marinas -con el significativo cierre de viveros flotantes y paralización de actividad-, los duros temporales -que también ayudan a causar estragos entre el material y a matar la producción- e incluso el relevo generacional, o mejor dicho, la falta de éste -porque cada vez las familias tienen menos hijos, porque estudian hasta más tarde y porque a los jóvenes les apetece poco trabajar en el mar- son las causas fundamentales que se manejan para entender la compleja situación actual.

En diversos portales de internet, sobre todo dedicados a la venta de artículos de segunda mano, en diferente asesorías y mediante los papeles de siempre, los que se cuelgan en los tablones de anuncios de las cofradías o la paredes de las lonjas y la Casa del Mar, el sector busca compradores y les ofrece precios que incluso llegan a estar un 50% por debajo de los que se manejaban hace una década.

Una tolva, una máquina clasificadora, una grúa de las empleadas en los barcos auxiliares de acuicultura e incluso nasas están entre los objetos actualmente en venta.

Pero mucho más llaman la atención las bateas de cultivo de mejillón, algunas en perfecto estado e incluso recién construidas. Hay viveros flotantes disponibles en casi todas las rías, y sobre todo por muy diferentes precios, pues todo depende de las aguas que ocupe el vivero, su posición dentro del polígono, la profundidad y otros muchos factores.

Hasta 600.000 euros

Por eso hay bateas de mejillón a partir de 150.000 euros, como también las hay que rozan los 600.000 euros, que es también casi la mitad de lo que llegó a ofrecerse por algunos de estos parques flotantes en épocas de bonanza. Aunque claro está, en aquellos tiempos de buenas facturaciones pocos o ningún bateeiro quería vender su concesión, salvo que fuera por causa de fuerza mayor.

Ese tipo de razones son, precisamente, las que mueven a una familia de Rianxo que pone a la venta tres bateas, de nombre "Rucha", fondeada en el polígono Pobra - (Chazo), "S.G.C.", situada en el Vilagarcía A, y la "Telmo V", en el mismo polígono.

Rita, que es la persona de contacto para aquellos interesados en adquirir alguno de estos viveros -a través del teléfono- explica que hace unos meses falleció su padre, y tanto ella como sus hermanos y sus hijos tienen "otros trabajos y otras vidas" a las que dedicarse.

No quieren seguir en el sector bateeiro, y tampoco quieren que su madre esté pendiente de pagar los jornales por trabajar las bateas, de los temporales que lo destrozan todo o de los episodios de biotoxinas que no parecen terminar nunca.

De Rianxo a Bueu

"Por eso queremos desprendernos de estas bateas, entre ellas una, la del Chazo, que está estratégicamente situada -en la cabeza de su polígono, por lo que recibe la mayor cantidad de alimento-, de ahí que esté despertando un gran interés", explica Rita.

Este parque de cultivo flotante puede venderse finalmente "por alrededor de 400.000 euros", explica esta rianxeira.

Desde Bueu, un bateeiro explica que en sus aguas "hay mucha gente dispuesta a vender bateas porque no tienen más ingresos, y después de ocho meses de cierre a causa de las biotoxinas no tienen dinero para pagar deudas, y en muchos caso ni siquiera para comer, por eso no les queda más remedio que deshacerse de las bateas".

En la ría de Pontevedra también hay productores que apuntan que aguantan sin vender porque tienen bateas tanto en estas aguas como en la ría de Vigo, "y al menos podemos ir capeando el temporal entre un lugar y otro; aunque las cosas están francamente mal y no sabemos qué puede pasar a corto plazo".

Preguntado por los precios que manejan en esta ría explican que "depende del estado de conservación de la batea, su ubicación y otros muchos factores, pero pueden oscilar entre los 150.000 y 200.000 euros".

Por enfermedad

José Luis Dopazo, desde San Miguel de Deiro (Vilanova), argumenta que a sus 68 años estaba dispuesto a seguir trabajando en las bateas, pero una enfermedad le obliga a venderlas, "o al menos a intentarlo, porque las cosas están muy mal".

Operación fallida

Ayer, cuando fue telefoneado por FARO para conocer su opinión se encontraba acompañado de una mujer y su hijo. "Están interesados y vengo de enseñarles una de las bateas a la venta, pero les pedí 180.000 euros y les pareció cara, así que tendré que seguir esperando, ya que tampoco quiero malvenderlas", argumenta José Luis Dopazo, que ofrece más información sobre sus viveros en conversación telefónica.

Una de sus bateas, "totalmente nueva", se encuentra en el polígono Grove C3; pide por ella unos 200.000 euros. "El problema de esa zona es que últimamente tuvo muchos cierres por marea roja", explica el vilanovés antes de aclarar que el otro vivero, el que cuesta 180.000 euros, "está un poco deteriorado, pero se sitúa en el polígono Cambados A2, que es una zona estratégica en la que mucha gente está interesada en comprar, porque así puede traer el mejillón cuando están cerradas otras zonas de la ría y de Galicia".

Dopazo reflexiona en voz alta para decir que "la gente joven no quiere dedicarse a esto, ya que lo de venir al mar todos los días y tener que andar sobre las rocas para recoger la cría (mejilla) es muy sacrificado, de ahí que cada vez la gente venda más bateas".

Puestos a encontrar explicaciones sobre la venta de bateas hay que aludir también a Manuel, que vende un "artefacto nuevo" en el polígono Grove C3 "por alrededor de 200.000 euros" y, como sabe de las dificultades existentes en el sector, ofrece "facilidades de pago".

Cambio de ubicación

Este bateeiro explica que tiene dos bateas y un barco, pero una de ellas, la que ahora vende, le queda "a contramano", por eso quiere deshacerse en estos momentos de dicho vivero, para invertir en la compra de otro mejor situado.

"En mi caso la venta no tiene nada que ver con la crisis, los temporales ni las dificultades de la venta de mejillón, pero está claro que la situación es muy complicada y nos aprieta a todos; esto pinta mal", relata Manuel.

Otro bateeiro arousano explica que tenía tres bateas y tuvo que vender una de ellas, en el Cambados D, "para poder sobrevivir, ya que no me llegaban los ingresos para pagar las deudas".

La comercializó "en dos plazos" por un total de 120.000 euros, y en esa cantidad se incluía la producción de 400 cuerdas de mejillón, todavía colgadas del emparrillado cuando realizó la operación.

En este caso introduce un nuevo argumento al decir que "hay gente con bateas en Meloxo (O Grove) que está intentando desesperadamente conseguir algunas plataformas en el interior de la ría para poder reparcar", es decir, trasladar el mejillón desde zonas afectadas por biotoxinas para que se depure de manera totalmente natural.

A modo de ejemplo esgrime que "en lo que va de año ya se vendieron cuatro o cinco bateas en Cambados".

Hay muchos ejemplos más de venta de bateas, barcos y utensilios de pesca y marisqueo en cada puerto y en todas las rías. Y son muchas, como se apuntaba inicialmente, las razones que llevan al "desmantelamiento" del sector, aunque directa o indirectamente todas están relacionadas con las escasas ventas y la crisis económica.

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