El sector bateeiro gallego no habría podido recibir peores noticias en Noche Buena. Cuando las cosas empezaban a mejorar y el episodio tóxico que comenzaba a principios de octubre tendía a remitir, las células nocivas parecen haberse incrementado, de tal forma que la lenta pero progresiva apertura de bateas para la extracción no solo se ha visto interrumpida, sino que han vuelto los cierres y se ha decretado la prohibición de extracción en cinco polígonos, todos ellos en la ría de Vigo.

Esto puede significar que los vientos de componente sur registrados en los últimos días han introducido en la ría las células tóxicas acumuladas sobre la plataforma continental, y por tanto puede abrirse un nuevo episodio tóxico incluso antes de dar por finiquitado el anterior. De ser así, en próximos días llegarán nuevos cierres que, sin duda, constituyen la puntilla que puede partir en mil pedazos a un sector ya muy tocado después de ver truncada la campaña navideña.

Lo que ha sucedido es que, en base a los últimos análisis realizados por el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), con sede en Vilaxoán (Vilagarcía), se ha decretado el cierre de los polígonos Cangas F, Cangas H, Cangas D, Cangas C y Vigo A, todos ellos en la ría viguesa y en los cinco casos debido a la presencia de biotoxinas del género lipofílico, es decir, las que están dominadas por la conocida toxina diarreica (DSP) y ya provocaron el cierre casi total de las bateas gallegas con el episodio detectado a principios de octubre.

A esos cinco polígonos cerrados dentro de la ría de Vigo se suma el Cangas G, que ya lo estaba desde el 5 de octubre, lo cual es tanto como decir que ya solo permanecen abiertos en dichas aguas media docena de polígonos bateeiros.

Claro que peor lo tienen en Pontevedra, donde siguen cerrados desde principios de octubre sus ocho polígonos de mejillón, mientras que en Arousa -la más productiva de mundo- están cerrados seis y el sector tiene autorizada la extracción en otros dieciséis.

En el conjunto de Galicia son 22 los polígonos de viveros flotantes que están cerrados en la actualidad a causa de la presencia de excesivos niveles de fitoplancton portador de biotoxinas. Esto supone que el sector mitilicultor tiene a su disposición, por ahora, otros 28 polígonos.

Ni que decir tiene que la situación preocupa, y mucho, a los bateeiros gallegos. Sus dirigentes y la Xunta ya hablaron de estos cierres en las últimas reuniones de la Comisión do Mexillón, y tienen previsto volver a analizar la compleja situación en próximos encuentros de este órgano consultivo, aunque parece que poco se puede hacer cuando el fitoplancton portador de biotoxinas se intensifica de esta manera.