La última palabra sobre la actuación arqueológica en Monte Lobeira la tendrán los vecinos de András. La comunidad de montes de la parroquia vilanovesa va a celebrar una asamblea en las próximas semanas para decidir si respalda el proyecto que le han puesto encima de la mesa la Diputación de Pontevedra y la Mancomunidade de Municipios de la comarca de O Salnés. Aunque la directiva de la entidad no ve con malos ojos la actuación, consideran que es necesario consultar a todos los vecinos sobre la posibilidad de que los arqueólogos provinciales trabajen durante cinco años, tiempo que contempla el proyecto, en terrenos comunales.

Los responsables de la entidad van a analizar el documento del convenio a tres bandas con sus asesores jurídicos también, para lo que le han pedido un tiempo de estudio a las dos administraciones. "Contamos con ese tiempo, ya que las actuaciones no comenzarían hasta principios del próximo año, tal y como nos explicó el alcalde y presidente de la Mancomunidade, Gonzalo Durán", indicaba ayer un representante de los comuneros de András. El convenio que van a decidir los comuneros si apoyan o no obliga a la comunidad a ceder los terrenos sobre los que se asientan los restos de la fortaleza, permitiendo a la Diputación acometer las prospecciones necesarias y los trabajos arqueológicos, mientras que la Mancomunidade de O Salnés se encargará del mantenimiento de todo el entorno.

Junto con el convenio, los comuneros también han recibido un borrador del proyecto, que se ejecutaría a un plazo de cinco años con el fin de sacar a la luz los restos de la antigua fortaleza que todavía permanece en lo alto de Monte Lobeira. En un primer momento, la actuación se limitará a una serie de estudios topográficos, en los que se van a invertir más de 20.000 euros, para tratar de hacer una composición de lugar de la fortaleza. Una vez que se conozcan estos estudios será cuando se comience la intervención arqueológica propiamente dicha.

Esta intervención va a ser mucho más profunda que las que se han acometido hasta el momento en Monte Lobeira. La última de estas actuaciones fue impulsada, precisamente, por los propios comuneros en el año 2008 y permitió sacar a la luz parte de la muralla y un gran aljibe que se utilizaba para el almacenamiento de agua con destino a los defensores del castillo. Aquella actuación acabó interrumpiéndose por la ausencia de financiación.