El concierto comenzó con un "bona nit" que rápido se convirtió en un alto boas noites. Pasada la una de la madrugada se subían al escenario del Náutico de A Barrosa, en San Vicente, Santi Balmes y Julián Saldarriaga en representación del grupo "Love of lesbian". No le hizo falta más que una guitarra y un órgano para hacer cantar, bailar y disfrutar a las más de 500 personas que llegaron al local instalado encima de la playa para disfrutar de su música.

Comenzaron el espectáculo con "Música de ascensores", canción incluida en uno de los primeros discos del conjunto en castellano, para después hacer un repaso por toda su discografía entonando los temas más conocidos del sencillo 1999 -publicado hace cuatro años-, canciones en las que al público se le escuchaba más que al propio artista.

A pesar de ser un acústico y que todo el directo era muy cercano los momentos más íntimos llegaban cuando Santi se ponía al teclado. En estas canciones los artistas provocaron que todo el público se moviera al mismo compás entonando "Domingo astromático" o se transportase a la "Nada".

Una balada como "Belice", tema que Santi explicó que estuvo a punto de no incluir en el último disco, dio paso a un John Boy más familiar que en otras ocasiones, pero que tal como narra en la canción también produjo que antes de las doce de la noche ya hubiese personas haciendo la espera ya que "su obsesión" eran las primeras filas.

Los catalanes sorprendieron, una vez más, cantando en gallego. "Chuleta" en mano Santi comenzó: "A palabra shiwa é un estado espiritual, se a dis alta todo o mundo ilumínase". Poco a poco la traducción simultánea hizo que se le fueran uniendo adeptos hasta que cuando se alcanzó la palabra secreta "Shiwa" ya estaban cantando al unísono todos los asistentes.

La insistencia de una fan provocó que el tema "Ectoplasta" se uniese al repertorio. Ellos, tras preguntarle el porqué de la persistencia con la canción, la invitaron a subir y sin pensárselo se agarró el micrófono para interpretar la tan ansiada canción. Ella tuvo su recompensa, cantaron su canción favorita y además pudo saludar a los artistas desde cerca.

El concierto llegaba a su fin pero no podían irse sin entonar "Allí donde solíamos gritar" que hizo subir, y mucho, el volumen del recinto.

El estribillo de la última canción interpretada por los catalanes ponía el adjetivo perfecto para catalogar las dos horas y media de concierto. El fantástico de la canción "Los toros en la wii" puso el colofón a un directo maravilloso en el que tanto los artistas en el escenario, como el público, vibraron, cantaron y disfrutaron de la música en directo "dejando los problemas fuera".

Santi y Julián no quisieron despedirse sin agradecer al dueño del local, Miguel de la Cierva, su labor para que los artistas tengan un local en el que estar cerca de su público. Por supuesto la gran ovación por parte de los artistas fue para el público que no dejó de apoyarlos y acompañarlos en el concierto.

Santi y Julián una vez más enamoraron al público que había llegado al Náutico de A Barrosa para escuchar su música y ellos del lugar que aprovecharon al día siguiente.