El BNG presentó una moción en la que solicitaba la paralización de los artículos de la ordenanza de circulación referidos a la tarjeta de residente. Como ocurrió en anteriores ocasiones, este asunto generó un encontrado debate entre gobierno y oposición, para, sin embargo, no sacar nada en claro. La secretaria municipal argumentó que no es posible la paralización de la ordenanza al no haberse presentado ningún recurso contencioso-administrativo contra la misma. Indicó que tampoco es viable legalmente iniciar una revisión de oficio del documento al no cumplirse una serie de requisitos.

No obstante, la portavoz nacionalista, María Villaronga, reclamó "un compromiso serio y firme" del Ejecutivo local para estudiar y modificar la ordenanza. El alcalde aseguró que el documento está en fase de estudio. Admitió que solo se reunió una vez con los colectivos afectados (comerciantes, vecinos y usuarios de garajes), precisamente un día después de entrar en vigor la obligatoriedad la tarjeta de residentes -el 1 de mayo-. "Cuantas más consultas y casos se plantean, más soluciones habrá que buscar", dijo Tomás Fole.

Pese al debate generado en torno a la polémica ordenanza de circulación, sorprendentemente todos los grupos de la corporación aprobaron una moción por unanimidad para poner en marcha los mecanismos necesarios para modificar el texto de la ordenanza. Con este planteamiento se sustituyó la propuesta de paralización del BNG de los artículos 40, 41 y 42.

En cuanto a las alegaciones del PSOE, el alcalde se comprometió a incluirlas cuando se modifique el documento, para así evitar continuos procesos burocráticos.