Marián Rodríguez estrenó el pasado jueves el curso Cocinas del Mundo en el Centro Comercial Arousa junto a decenas de cocineros amateur interesados en aprender las técnicas de la cocina tradicional japonesa. Esta viguesa, conocida por su colaboración en el programa Larpeiros de la TVG, protagonizará otras cuatro sesiones prácticas cada jueves a las 20 horas.

-¿Qué tal ha ido la visita culinaria a Japón con sus alumnos en el CCA?

-Muy bien. Hubo un ambiente muy agradable gracias a la participación de la gente, que es muy abierta y se muestra muy interesada en aprender. Estos talleres están teniendo mucha demanda.

-¿Qué platos prepararon?

-Gyozas, que son una especie de empanadillas; mikiris de atún y salmón; futomaki, unos rollitos de sushi con caviar, queso y salmón; y uramaki con pepino, cangrejo y huevas, todo rebozado con panko, un pan rallado.

-¿Triunfa el pescado crudo?

-Hay que tratar de adaptar estos platos a los paladares reacios y hacer algunos cambios, aunque no sea del todo correcto. Pero el sushi, que está elaborado con pescado de total garantía, funciona muy bien y hay mucha gente interesada en probarlo.

-¿Qué busca transmitir a los alumnos en este curso?

-Quiero acercarles diferentes cocinas internacionales, cosas distintas a las que conocen y explicarles técnicas y mostrarles ingredientes nuevos. Verán trucos que podrán aplicar después a la cocina en su día a día.

-La próxima parada es Italia.

-La más similar a nosotros. Haremos pasta fresca y rellena para comprobar lo fácil que es prepararla después en casa.

-Después viene Tailandia. ¿Qué puede ofrecer este país?

-Es una cocina muy especiada, que ya empieza a entrar un poquito en nuestro país. La comida es muy picante.

-La cuarta cita es en China.

-Una gastronomía completamente desconocida. La mayoría de restaurantes chinos no trabajan con una gran variedad de platos. Es una cocina muy elaborada, paciente y con muchos ingredientes. El Pato Pekín tardaba tres días en hacerse.

-Y finalmente queda la cocina peruana.

-Está muy de moda porque la han fusionado los grandes restaurantes. Es complicado resumir qué puede ofrecernos, pero en esencia son productos muy frescos y naturales.

-Cambiando de tercio, hace escasos días la ONU dijo que había que empezar a comer insectos para paliar el hambre. ¿Qué le parece?

-Sería complicado que se implantasen en nuestra dieta. Tardarían generaciones. Es algo cultural. En México comen saltamontes. Yo los he probado y, aunque no me disgustaron, no me fascinan. Son como camarones pequeños muy pasados. Pero al fin y al cabo, para otras culturas un centollo tiene un aspecto igual de desagradable y con todo está muy rico.