Representantes de la asociación de placeros de Vilagarcía se reunieron en la tarde de ayer en las dependencias del Concello con los ediles de Mercados, Rocío Llovo, y Tráfico, Ángel Benito Dorgambide, para tratar la puesta en marcha del sistema de tarjetas de aparcamiento para la calle García Caamaño.

Este proyecto, acordado hace casi un año por el concejal y los placeros, debía haber comenzado a funcionar hace varios meses, después de que el Concello solicitara a los autónomos sus datos para expedirles las correspondientes tarjetas identificativas.

Según Dorgambide, algunos de ellos todavía no los han remitido a la Policía Local, que es la que se encarga de este asunto, o si lo han hecho, ha sido de forma incompleta. "Les daremos una fecha límite para que entreguen esta información, sino se quedarán sin permiso para aparcar, porque tal y como está ahora la calle es una anarquía", advierte el responsable local de Tráfico.

De momento, Dorgambide rehusa hablar de fechas hasta que no vuelva a reunirse con los representantes del colectivo "después de las fiestas de Santa Rita", pero lo más probable es que en el mes de julio las tarjetas de aparcamiento estén ya en funcionamiento en la plaza de abastos.

En la actualidad, la zona semipeatonal de García Caamaño (entre el río do Con y la plaza) está cerrada con una barrera solamente por la tarde, ya que por la mañana se ha dado acceso libre hasta la implantación del susodicho sistema.

Así las cosas, "clientes, proveedores o familiares de los propios placeros" pueden acceder a una zona que supuestamente no debería estar accesible para ellos, pues es de uso exclusivo para los carniceros, pescantinas y verduleros que trabajan en el mercado. "Ahora está funcionando en precario", admite el edil.

Ángel Benito Pérez Dorgambide también asegura que los placeros "han acabado por aceptar la zona azul en la plaza y ahora están contentos con ella, aunque al principio no les convenciese". Gracias a este sistema y a la vigilancia de la Policía Local, el Concello ha conseguido que las plazas de aparcamiento de Alexandre Bóveda tengan una gran flexibilidad, pues quien aparque por espacio superior a una hora puede ser multado.

Lo que parece que genera ciertos quebraderos de cabeza tanto al gobierno local como a los trabajadores de la plaza es la actividad de los gorrillas, que continúan operando en el antiguo aparcamiento gratuito, hoy zona azul, de la parte trasera de la plaza.

"Es un asunto de difícil solución. Hace falta actuar con suavidad y colaborar todos para buscar una solución", argumenta Dorgambide, que ha analizado esta situación en otras localidades y "allí las cosas están más o menos igual que en Vilagarcía. Los gorrillas se pelean entre ellos", añade.

Por otra parte, Rocío Llovo trató con los placeros varios temas ordinarios, entre los que se encuentran próximas acciones a desarrollar para dinamizar la actividad mercantil y el estudio de fórmulas para presentar proyectos a dos subvenciones de la Xunta para beneficiar el trabajo en la plaza.