La vida de un animal de piscifactoría es muy relativa. No obstante, la media es de "uno o dos años", según explica Miguel Lastres. En el Igafa "cada molusco o pez cumple todo su ciclo vital": allí se les reproduce, se incuban los huevos, se crían las larvas, se cuida al animal adulto y se le engorda en su última etapa. "Su edad no se mide en años, se mide en grados/día. Nosotros aceleramos su proceso de crecimiento o reproducción alterando sus condiciones de vida, aportándoles una temperatura y alimentación ideales. Y lo conseguimos sin que por ello vivan menos tiempo", indica el vicedirector del Igafa. ¿Qué pasa con ellos una vez que ya son ideales para su consumo? Hay varias opciones. "Podemos cederlos a entidades benéficas, entregarlos a empresas del sector, que los venden y nos revierten el coste del pienso para recuperar gastos o los empleamos en programas de repoblación de la Consellería. La cría también la entregamos a las cofradías para los bancos marisqueros".