Portos de Galicia lleva desde el 24 de febrero del pasado año tramitando una nueva concesión para explotar la Casa do Pescador de Vilanova en favor de la cofradía de ese municipio. Así se reconoció ayer desde el ente portuario, que dirige el vilanovés José Juan Durán, que desde que caducó esta concesión, para no dejar en precario el inmueble, ha otorgado una autorización temporal de explotación, con vigencia hasta que se llegue a un acuerdo para la renovación.

Sin embargo, la concesión todavía no se ha renovado debido a que, explican desde Portos, la cofradía no acepta ahora las condiciones que pone el ente, unas condiciones que sí aceptaba por escrito el pasado 1 de octubre. La propuesta de Portos de Galicia contempla una concesión de las dependencias ocupadas por las oficinas de la cofradía, excluyendo las zonas comunes como el salón de actos o el bar, por lo que afectaría a 149 metros cuadrados de superficie en planta y la tasa de ocupación que se le repercutiría al pósito sería de 3.774,60 euros al año, distribuidos en una cuota mensual de 314,55 euros. Además de la zona de oficinas, de uso exclusivo para la cofradía, la entidad que preside Evangelina Lago tendría acceso al resto de zonas comunes cuando fuese necesario.

A esta cantidad que está pagando la cofradía por las dependencias de la Casa do Mar, hay que sumar el coste de la lonja, por la que el pósito entrega a Portos de Galicia un canon de 3.114,50 euros ao año, 259,54 mensuales por el uso de un inmueble que costó 924.297 a la Administración autonómica. El pósito también utiliza parte del edificio de servicios, por el que la que está abonando anualmente 1.210 euros al año, 100,84 al mes por un inmueble que costó 362.642 euros y del cual, la parte que se estaría utilizando por parte de la cofradía, corresponderían 130.000 euros. "En total, la Confraría de Vilanova abona a Portos de Galicia mensualmente 674,93 euros por el uso de los tres edificios, 8.099 al año", explican.

El pósito vilanovés está atravesando una importante crisis económica que le impide hacer frente al pago de las instalaciones que utiliza en la Casa do Mar, por eso baraja la posibilidad de solicitar una rebaja en el canon a Portos o trasladar todos sus enseres para la lonja, donde se genera la mayor parte de su actividad.