Juana Jamardo Riveiro tiene 92 años y todavía recuerda la expoliada torre de Bamio y un túnel enlosado "en el que nunca entré porque me daba miedo". Pertenece a la familia propietaria de los terrenos en los que se asienta una de las estaciones de petroglifos más importante de Galicia, Os Ballotes. "Mi abuela ya hablaba de este terreno como el de Os Mouros y conocía perfectamente todas las figuras que hay dibujadas en las piedras", explica la mujer.

Ella también los conoce bien y hasta le han pasado dibujos de cada uno de los iconos pétreos. "La finca era de mi prima a quien le correspondió por herencia, pero creo que hoy es del Ayuntamiento, o por lo menos es el que se preocupa del sitio, aunque parezca abandonado".

Cierto que "Os Ballotes" pasan casi desapercibidos. Solo un panel en lo alto da algunas claves de su significado además de algún cartel indicador en el acceso desde la carretera general.

El terreno está en ligera pendiente y ocupa una extensión relativamente importante, salpicada por una veintena de grandes piedras tumbadas en las que en tiempo remotos se han grabado animales, caracolas y círculos.

El conjunto ha llamado la atención de numerosos estudiosos e historiadores, como Bouza Brey y también Marcelino Abuín que tiene un trabajo importante sobre estos petroglifos.

Pero Os Ballotes nunca se han puesto en valor. "Por aquí vienen a veces grupos de escolares o personas que saben que existe este conjunto y poco más", explica Juana Rivero.

"Hace cincuenta años había un historiador que cuidaba de los petroglifos, que los limpiaba con un cepillo e incluso los pintaba con tiza blanca para que resaltasen, pero ahora nadie se preocupa por ellos", explica esta privilegiada vecina.

El terreno no está abandonado del todo porque otro hombre de Bamio "deja que sus ovejas pasten en la finca" porque sino el lugar estaría a monte.

Los últimos intentos de cerrar este recinto con vestigios prehistóricos también resultaron infructuosos, pues vallarlo significaría cerrar un camino de servicio de otra casa próxima.

Y este abandono de atención puede provocar un mayor deterioro de estas expresiones de arte rupestre. Los grabados en la piedra aparecen ocultos bajo capas de musgo y líquenes, y nadie impide que prosiga la erosión natural.

No sería de extrañar que en unos pocos años pueda borrarse toda huella de estos interesantísimos grabados.

Cierto que este tipo de estaciones rupestres nunca han destacado en el paisaje pero como ocurre en Os Ballotes se encuentra en uno de los puntos más privilegiados de Vilagarcía.

En lo alto se divisa una panorámica de toda la ría de Arousa. Se ve Cortegada y al otro lado Ribeira y Rianxo y hacia atrás la sierra de Barbanza, que en su día fue muy rica en caza, tan bien representada. Todo ello se observa en aquellos símbolos en piedra tanto en el área sur con abundante figuración animal como en la norte donde las representaciones se sustituyen por el simbolismo de los círculos. "Se trata de una docena de cazoletas de distintos tamaños que no tienen una disposición geométrica concreta como ocurre en otros petroglifos", se explica en el panel.