Hay que tener mucha curiosidad para hacer un cuaderno de viajes sobre el pueblo en el que uno vive desde hace dos décadas y que no sea un puñado de imágenes turísticas trilladas. Eduardo Baamonde lo consigue porque tiene esa curiosidad y porque, más que los monumentos más conocidos, lo que interesa son "la parte de atrás" de esos emplazamientos, las a veces solitarias callejuelas de Triana, la pátina marinera que todavía conservan muchas viviendas de San Tomé... Eduardo Baamonde (Vilalba, 1962) acaba de publicar "Cambados", un libro en el que recoge 40 dibujos hechos con acuarela sobre otros tantos espacios de la localidad.

Baamonde es dibujante e ilustrador y se ha hecho un hueco destacado entre los autores contemporáneos de cuadernos de viajes gracias a trabajos como "De acuarelas por Santiago", "Ruta Pardo de Cela", "Aventura na Mariña" (ambientado en la costa de Lugo) o "Polo Salnés con Ramón Cabanillas". Su reciente "Cambados" es un homenaje a la villa que le acogió; una guía para futuros turistas y viajeros nostálgicos en la que aparecen los grandes monumentos (desde Fefiñáns a San Sadurniño, pasando por Santa Mariña); y una invitación a conocer lugares anónimos y escondidos. Todo en un solo volumen, que además de en las librerías puede conseguirse en la oficina de turismo o en la red municipal de museos después de que el ayuntamiento comprase una parte de la tirada.

"Cuando uno empieza a pintar la villa en la que vive no retrata tanto los lugares más emblemáticos y conocidos como los inéditos", cuenta Baamonde, que empezó a su serie sobre Cambados a finales de los años 90, aunque no fue hasta mediados de la década pasada cuando "tuve consciencia de que aquello sería un cuaderno de viajes".

Baamonde pinta en la calle -en las fotografías aparece concentrado en el papel, con el pincel en la mano, con su inseparable sombrero y cerca de la bicicleta- y en las acuarelas que integran "Cambados" destaca la luz intensa, vibrante, del verano posándose sobre la plaza de As Rodas o la casa de Botana. Pero no todas las imágenes son estivales. "Este invierno fue muy benigno y trabajé mucho. En enero y febrero salí a dibujar casi todos los días. La luz invernal en Cambados majestuosa, espectacular".