El mejillón atraviesa un año difícil, y en algunas zonas su debilidad permite augurar importantes desprendimientos y, en consecuencia, grandes pérdidas. Sin embargo, la ausencia casi generalizada de biotoxinas marinas que se vive en estos momentos anima un tanto la conocida como "campaña de fábrica", en la que cocederos y conserveras realizan una parte muy importante de su trabajo anual con este molusco.

Hay que analizar la situación descrita por partes. En primer lugar, decir que la calidad del producto no es del todo buena, sobre todo en aguas interiores. Pero tiende a mejorar, y en algunos polígonos productores todo parece indicar que en cuestión de una o dos semanas estará a punto.

Ese es el tiempo que van a esperar las conserveras y cocederos que pretenden lanzar la nueva campaña de fábricas. Las fuentes consultadas en el sector indican que ya hay varias compañías transformadoras dispuestas a iniciar esta actividad, la cual, por cierto, cada año se retrasa más.

"Antiguamente muchas conserveras empezaban la campaña coincidiendo con la fesfividad del Carmen –a mediados de julio–, pero ahora ya van a esperar a agosto, y otras no empezarán hasta septiembre".

Todo va a depender de la calidad del mejillón y, por supuesto, de su estado sanitario. Ese es el tercer campo a analizar. La situación es muy buena, pues los últimos análisis realizados en el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), con sede en Vilagarcía, han permitido abrir a la extracción nuevos polígonos, situados en O Grove, Baiona y Cangas.

Tal es así que a estas alturas hay un total de 39 polígonos disponibles en toda Galicia, prácticamente en todas las rías. Quedan once cerrados aún, pero también bastante repartidos, por lo que en líneas generales puede hablarse de una situación propicia.

Y dicho esto, como cuarto hilo argumental, hay que incidir, sobre todo ahora que la presencia de turistas es importante en las rías gallegas, en que la existencia de biotoxinas marinas no supone riesgo alguno para la salud pública si el producto se obtiene por cauces reglamentarios.

El fitoplancton portador de biotoxinas no es más que alimento para el mejillón, y cuando los niveles de células son intolerables para el ser humano lo que se hace es prohibir temporalmente la extracción en las bateas donde se encuentre el producto afectado, por eso no puede llegar molusco tóxico al mercado si se comercializa, cabe insistir, de acuerdo con la ley.

Aclarado esto, y dado que Intecmar es un centro de referencia mundial que indica exactamente de qué zonas puede extraerse producto y de cuáles no, puede decirse ahora que la mayor cantidad de polígonos disponibles está en Arousa, la ría más productiva del mundo.

El balance actual

En aguas arousanas hay nada menos que 21 polígonos mejilloneros autorizados para la extracción y venta, lo cual significa que solo está cerrado uno, el Grove C3.

Asimismo, en la ría Ares Betanzos hay un polígono abierto, el Sada B, y otro cerrado, el Sada A, mientras que el único existente en Baiona está operativo, y el único de Corme–Laxe sigue cerrado.

En la ría Muros–Noia hay dos polígonos cerrados y dos abiertos, mientras que en la de Pontevedra hay tres plenamente operativos, como son los de Portonovo, y cinco cerrados. Aunque no lo parezca es también un buen registro, ya que tradicionalmente se trata de la ría más castigada por las biotoxinas, de ahí que ahora disfrute, cuando menos, de un pequeño respiro.

Por último, decir que la ría de Vigo presenta unas condiciones igual de excelentes que la arousana en estos momentos. Dispone de once polígonos abiertos para la extracción y solo uno cerrado, el Cangas.

Hasta aquí todo lo relacionado con la actualidad mejillonera y su nivel de afectación por las biotoxinas. Pero si se quiere incorporar también al análisis la producción de ostras hay que explicar que hay un polígono cerrado, el Grove B, y tres abiertos, como son el Grove A, el Cambados D y el Redondela A (Vigo).