El presidente de Cáritas Interparroquial de Arousa, Francisco Fernández, considera que la intensa labor social que esta entidad realiza compensa con creces la exención del pago del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) que beneficia a la Iglesia católica desde hace más de tres décadas. "Porque Cáritas es la Iglesia, y creo que el trabajo que estamos haciendo para reinsertar a personas que atraviesan situaciones difíciles es más importante", asevera Fernández.

El "privilegio" del que goza la Iglesia, que no abona la contribución por sus propiedades, es de un tiempo a esta parte, con un número cada vez mayor de personas en paro y con sus ingresos reducidos al mínimo, tema de debate. Sin embargo, el responsable de Cáritas en O Salnés recuerda que la Santa Sede, a través de esta entidad, da de comer, paga las facturas y los gastos de vivienda y ayuda a reinsertarse a un ingente número de personas.

"Es cierto que la casa de acogida de San Cibrán tendría que pagar el IBI y no lo hace. Pero considero que la labor que estamos haciendo allí, ayudando a la reinserción de personas de Vilagarcía, pero también de otros lugares, vale más que ese impuesto", asevera el presidente de Cáritas.

En estos momentos 16 personas residen en el hogar de acogida que Cáritas tiene en la capital arousana. Se trata de individuos "con problemáticas, enfermedades y situaciones muy dispares", que obligan al personal de la asociación dependiente de la Iglesia a realizar un seguimiento ininterrumpido. "El trabajo en otros servicios, como en el comedor, es intenso, pero tiene un horario. Sin embargo, en la casa de acogida no es así. Allí cada día tiene 24 horas vivas, porque cada caso es diferente", explica Fernández, que recuerda para muchos de los usuarios que llegan a San Cibrán, los problemas económicos pesan tanto como los de salud.

Los terrenos próximos a la casa de acogida en los que se ubican los huertos y los invernaderos de Cáritas, son otra de las propiedades que la entidad tiene en Vilagarcía. "En este caso estamos hablando de solares que trabajamos, y de los que sale una parte de los alimentos que se sirven en el comedor social, en el comedor sobre ruedas y también en la propia casa de acogida", explica Fernández.

Cáritas Interparroquial de Arousa está integrada en la cooperativa Horsal, y una parte de los productos agrícolas de las huertas de Vilagarcía se venden a través de ella. Sin embargo, el presidente de la asociación recuerda que cada vez son más las personas en situación de necesidad que piden ayuda a Cáritas, por lo que "todos los fondos son pocos".

El grueso de la financiación le llega a la entidad arousana a través de donaciones de ciudadanos particulares. Pero las aportaciones que realiza la Conferencia Episcopal y las que llegan a través de los fondos diocesanos del Arzobispado, así como del IRPF, constituyen "una ayuda importantísima".

La mayor parte de los alcaldes de la comarca (todos ellos del Partido Popular) consideran que lo que la Iglesia podría aportar si pagase el IBI sería "mínimo", y en ningún caso resolvería los problemas de financiación de las arcas municipales. Además, regidores como el de Cambados, el de O Grove o el de Vilanova apelan precisamente a la cobertura social que realiza Cáritas, y que difícilmente podrían asumir los ayuntamientos.

El párroco de Cambados, José Aldao, recuerda que la polémica generada alrededor de este tema "no es seria", pues el gobierno central no ha movido ficha para cambiar el acuerdo existente desde 1979.

El local del comedor es del patronato

El céntrico local en donde se ubica el comedor social que Cáritas tiene en Vilagarcía no pertenece a la Iglesia, sino a un patronato del que forma parte la parroquia, el ayuntamiento y el asilo. Lo explica el presidente del colectivo, que explica además que la dinámica en este servicio ya no es la que era.

"Antes teníamos unos comensales fijos a los que conocíamos prácticamente de siempre. Ahora ya no es así, y a causa del transeuntismo las caras y el número de usuarios cambian de un día para otro", expone Francisco Fernández.

La delicada situación económica que afecta a un número cada vez mayor de españoles está favoreciendo un aumento de los casos de personas sin un hogar fijo, que se buscan la vida yendo de una ciudad a otra en busca de empleo o de asilo. Ese es el perfil que, cada vez en mayor medida, desborda el comedor de Cáritas, que atiende a entre 50 y 80 personas de distintos puntos de España en cada comida.

El trabajo en este servicio se realiza principalmente gracias a voluntarios. Últimamente se han incorporado algunos nuevos. Algo que el presidente de la asociación agradece. "En estos momentos el trabajo que hay es tremendo, y cualquier ayuda que llegue es de agradecer, porque es tremendamente necesaria", asevera Fernández.