El sequía y las elevadas temperaturas que los municipios de las comarcas de O Salnés y Ullán están soportando favorecen la proliferación de escalos y ciprínidos en sus ríos. Mientras los agricultores miran con preocupación cómo evoluciona uno de los inviernos más secos que se recuerdan en la zona, la atípica meteorología contribuye al aumento de algunas especies ligadas a los cauces fluviales.

"En la naturaleza las cosas no son buenas ni malas, pues en ella no existe la bondad ni la maldad", y los cambios que repercuten negativamente en algunos aspectos favorecen otros. Lo explica el director de la Estación de Hidrobioloxía Encoro do Con, Fernando Cobo, que asegura que las elevadas temperaturas y el mayor estancamiento de las aguas que se produce a causa de la falta de lluvias puede verse desde una óptica positiva.

Las actuales condiciones permiten que se incremente la vegetación acuática, y con ella las zonas de refugio que algunas especies utilizan para criar.

Según explica Cobo, los ciprínidos y los escalos están saliendo favorecidos, y sus poblaciones viven un buen momento. Lo contrario a lo que sucede en el caso de los peces migradores, como las anguilas, que se encuentran "en franca regresión".

Aunque en el caso de las anguilas la sequía juega en contra de la proliferación de ejemplares, en el descenso de estas poblaciones intervienen de manera importante otros factores antrópicos, que tienen más que ver con la intervención humana, y también con el estado de las aguas. Así, la deficiente calidad del agua vinculada a aportes contaminantes; las barreras que cortan los desplazamientos de los peces, como los embalses; o la sobrepesca, están poniendo en serios aprietos a esta especie.

En estos momentos el embalse al pie del que se ubica la Estación de Hidrobioloxía de Vilagarcía atesora 0,14 hectómetros cúbicos de agua, lo que supone el 62% de su capacidad total. Diez días antes superaba el 65%, y el año pasado por estas fechas se encontraba al 100% de ocupación.

En el mes de febrero la estación meteorológica de Corón, en Vilanova, recogió 3 litros de lluvia por metro cuadrado, lo que supone poco más del 2% de las precipitaciones caídas en el mismo mes de 2011, cuando a su vez ya se había registrado un importante descenso respecto al año anterior.

El director de la Estación de Hidrobiología considera que la sequía que está padeciendo el conjunto de Galicia "no es normal para esta época del año, pero tampoco es algo tremendamente excepcional". En ese sentido, Cobo recuerda que ya se vivieron años similares sin que eso supusiese ninguna debacle a nivel ambiental, ni tampoco desde el punto de vista del abastecimiento. Sin embargo, reconoce que la actual escasez de precipitaciones viene "después de varios inviernos bastante secos", lo que contribuye a preocupar a la población.

Fernando Cobo explica que los ciclos naturales son largos, lo que quiere decir que es necesario que una situación "anómala" se mantenga durante un período muy prolongado para que cause modificaciones a nivel ambiental. En ese sentido, el director de la estación de Castroagudín asegura que, por el momento, los máximos y mínimos que puedan registrar las distintas especies ligadas a los cauces fluviales "oscilan alrededor de una recta". "La naturaleza no es estática, y está constantemente adaptándose", indica el biólogo, que pide tranquilidad.

Curso de verano de la USC sobre cianobacterias

Después de varios años sin acoger ninguno de los cursos de verano que impulsa la Universidad de Santiago de Compostela, Vilagarcía será este año sede de un seminario de tres días sobre "Aspectos ecotoxicológicos de las floraciones de cianobacterias en aguas continentales", promovido por la Estación de Hidrobioloxía Encoro do Con. El curso se imparte entre el 17 y el 19 de julio en el Auditorio Municipal.

La estación que dirige Fernando Cobo realiza periódicamente análisis de las toxinas de los cauces fluviales para la Confederación Hidrográfica Miño–Sil, dependiente del gobierno central. El director del centro de Castroagudín explica que en el conjunto de Galicia son muchos los embalses que "tienen una edad aproximada de entre 40 y 50 años; tiempo normal para que las presas empiecen a mostrar una serie de síntomas".

La proliferación de fitoplacton y, en consecuencia, de cianobacterias susceptibles de incrementar la toxicidad del agua, aumenta a medida que los embalses envejecen. "Y si encima el agua que los llena no es de calidad, como en el caso del embalse de A Baxe, en Caldas de Reis, el problema se agrava".

A pesar de que la proliferación de cianobacterias suele estar ligada al verano (debido al calor y al mayor estancamiento del agua), a día de hoy la presa caldense no ha conseguido deshacerse de la microcystis, y en estos momentos atesora 18.250 células por mililitro de agua.

Para Fernando Cobo restablecer la calidad del agua pasaría por impulsar un plan de saneamiento en el cauce del Umia, pues el biólogo asegura que los aportes de nutrientes procedentes de abonos o vertidos son excesivos.