Las intensas corrientes de los últimos días, y "buenas mareas" como las vividas ayer, proyectaron sobre el litoral arousano una llamativa imagen. Buena parte de la costa se cubrió de un gran manto verde, formado por las algas que el mar arrastró a la orilla y que quedaron al descubierto en bajamar.

Lo cierto es que, sin llegar a niveles de récord, la bajamar de estos días es importante, de ahí que queden en seco grandes extensiones de terreno y algunos de los más productivos bancos marisqueros de la ría, tanto en Os Lombos do Ulla como en A Vía (O Grove), Cambados y Vilanova.

Lo que sucede es que la citada presencia de algas, provocada por la intensidad de las corrientes, hace que estas mareas sean mucho más llamativas que de costumbre.

Los biólogos consultados hablan de "grandes mareas" y corrientes "muy notorias" para estos días, situándose la primera bajamar de la jornada de ayer en torno a las diez de la mañana, y la siguiente pasadas las diez de la noche, al menos en lo que a la costa de O Grove se refiere.

Como se indicó en otras ocasiones anteriores, la presencia de tantas algas sobre la línea de costa puede provocar mortandad de bivalvos, pero al mismo tiempo es fuente de riqueza, sobre todo para las aves limícolas.

Del mismo modo, que la marea baje tanto permite una mejor limpieza de los bancos marisqueros. Al igual que facilita la actividad en esas zonas y hace que los mariscadores de a pie puedan alcanzar zonas habitualmente cubiertas de agua.

Pero esto también tiene su lado negativo, y es que quedan al descubierto espacios de interés para los mariscadores furtivos.

Otra ventaja de la marea baja es que facilita la acción de los mejilloneros, que en esta época se dedican a la recolección de mejilla en el litoral.

De lo que no cabe duda es de que episodios de bajamar tan intensos como los vividos ayer, aderezados además con fuertes corrientes como las de días previos –lo cual es sinónimo de importantes afloramientos–, son el mejor ejemplo de la riqueza que encierra la ría arousana.