Limpieza casi generalizada. Así podría definirse la ausencia de biotoxinas marinas en las rías gallegas, lo cual hace que estén operativas la práctica totalidad de las bateas de mejillón.

La progresiva remisión de las células tóxicas hizo que ayer solo estuvieran cerrados para la extracción cinco polígonos, lo cual significa que había otros 45 disponibles, de ahí que la actividad fuera intensa, y en algunos puertos, sobre todo de Arousa, incluso podría tacharse de frenética.

La mejor prueba del buen momento que atraviesa el sector mitilicultor, al menos en lo que a ausencia de biotoxinas se refiere, es que incluso en la ría de Pontevedra hay ahora mismo más polígonos abiertos (5) que cerrados (3), cuando todo el mundo sabe que las bateas de estas aguas pasan la mayor parte del año cerradas a cal y canto.

A esos tres polígonos pontevedreses cerrados hay que sumar el Muros C, en la ría de Muros-Noia, y el único polígono existente en la ría de Corme-Laxe.

Todos los demás, cabe insistir, son aptos para la extracción y comercialización del molusco, y esto significa que también están operativos los cuatro polígonos de O Grove habitualmente más afectados por lo que popularmente se conoce como marea roja. Se trata de los Grove C1, Grove C2, Grove C3 y Grove C4, abiertos desde finales del mes pasado.

Hay que indicar que esta ausencia de biotoxinas marinas suele ser habitual en esta época del año, para incrementarse poco a poco los niveles a medida que avance el trimestre y llegar a primavera con los primeros cierres importantes del año. Pero como siempre se ha dicho, la proliferación del fitoplancton portador de biotoxinas constituye un proceso tan natural como imprevisible, de ahí que sea inútil tratar de hacer pronósticos sobre lo que pueda dar de sí la marea roja a lo largo del presente ejercicio.

De este modo, lo mejor que puede hacer el sector es aprovechar el buen momento, y eso es lo que están haciendo algunos desde hace días, tratando de sacar al mercado la mayor cantidad posible de mejillón.

Los hay, también, que de este modo aprovechan para hacer sitio en las bateas y las cuerdas para empezar a colgar la mejilla (semilla) que debe dar lugar a la siguiente cosecha de mejillón gallego.