El proyecto científico Epitox, iniciado hace tres años, incluye nueve subproyectos tendentes a abordar en profundidad diferentes ámbitos de actuación, conceptos o campos de trabajo. Puede que lo más destacado sea "la selección, mediante técnicas de mejora genética, de variedades de mejillón con menor capacidad de captación y/o retención de las toxinas". O lo que es lo mismo: Encontrar el modo de quedarse solo con los mejillones menos propensos a la toxicidad.

Para conseguirlo, y a tenor de las conclusiones ofrecidas parece haberse logrado, y fue preciso determinar si la resistencia o adaptación a la marea roja es una característica heredable.

Lo que se hizo durante años fue seleccionar familias enteras de mejillón para elaborar una especie de árbol genealógico y separar a los hermanos, primos y padres. Desde 2008 se lograron más de 300 familias de mejillones para realizar el trabajo e identificar y seleccionar a los individuos más fuertes, estudiándolos detenidamente hasta obtener los mejillones más resistentes a las enfermedades.

El siguiente paso es saber cómo convertirlos en los dominantes y prescindir de los más débiles, es decir, cómo lograr que los mejillones resistentes a la marea roja se impongan a los demás.

Esta es solo una parte del proyecto Epitox, que como queda dicho se subdivide en nueve investigaciones complementarias. El subproyecto sobre "Aspectos epidemiológicos, detección de intoxicaciones, efecto del cocinado y tamaño de la ración de bivalvos" estuvo participado por el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), Centro de Investigaciones Marinas (CIMA) y Consellería de Sanidade.

El subproyecto 2 se centró en la "Purificación y estudio de toxicidad de la interacción de toxinas DSP", mientras que el 3 se ocupó de la "Mejora del sistema de control de bivalvos afectados por biotoxinas por medio del desarrollo de modelos dinámicos".

La "Biotransformación y desintoxicación de toxinas" y el subproyecto "Genes de multirresistencia a genobióticos en moluscos bivalvos: caracterización y determinación de su papel en procesos de desintoxicación de toxinas productoras de DSP", también aparecen en la memoria de Epitox.

Lo hacen junto al subproyecto "Toxinas DSP en las células de mejillón, aceleración de su eliminación y de las ASP por medio de sustancias no digeribles y apoyo analítico a los subproyectos de epidemiología, fisiología y genética".

La relación se completa con los titulados "Estudio de base genética de la acumulación de toxinas en mejillón"; "Producción en criadero de familias de mejillón para estudios genéticos" y "Coordinación de las actividades desarrolladas en relación con los episodios tóxicos y difusión de resultados".

Cada uno de esos subproyectos tiene su propia fase investigadora o instructora, sus pruebas y resultados. Pero para no perderse en interpretaciones técnicas cabe destacar que la gran conclusión final es la que habla de unos "resultados muy prometedores" en la lucha contra las popularmente conocidas como mareas rojas.

"Estamos encontrando avances muy interesantes con el propósito de mejorar el sistema de control de las biotoxinas, cuantificar el efecto del cocinado de los moluscos en la toxicidad que presentan, conocer cuáles son los mecanismos que los hacen acumular esas toxinas y determinar si se pueden regular genéticamente o incluso si son factores heredables para, si es así, iniciar un nuevo programa de selección genética". Esta es una reflexión recogida en FARO a principios de año. Corresponden a Juan Blanco, un biólogo del CIMA que participó en el Epitox. Ahora los resultados del proyecto demuestran que esa selección genética o hereditaria es posible, de ahí la satisfacción de los científicos.