Las investigaciones realizadas por Gardacostas permitieron localizar la centolla que se había fondeado en aguas de O Grove, en un punto próximo a la ensenada de O Corgo, concretamente donde fondean los catamaranes de recreo. Todo apunta a que la centolla intervenida podría pertenecer a un mismo pescador o armador profesional. No se sabe exactamente, pero sí está claro que el autor o autores de esta pesca ilegal son profesionales del propio sector. Son los mismos profesionales que durante la veda utilizan artes como el miño, es decir, la red que se usará desde mañana para la centolla. Esos aparejos buscan otras especies, pero es inevitable que en medio aparezcan centollas, y lo que hacen algunos en lugar de devolverlas al mar, es dejarlas a bordo para intentar venderlas, aunque esté prohibido hacerlo. En este caso Gardacostas llevaba varios días siguiendo la pista a algunos barcos que usan dicho aparejo, y lo que hicieron ayer los funcionarios de la Consellería do Mar, fue desplazarse a O Grove desde la base de Vilaxoán (Vilagarcía) a bordo de la planeadora IP 308-Illa de Cortegada. Las informaciones que manejaban eran ciertas y la rápida intervención les permitió localizar esos 220 kilos de crustáceo, sacarlos del mar y trasladarlos a un lugar seguro en el fueron nuevamente arrojados al agua.