Agridulce, esa es la sensación que quedó en los padres de alumnos del instituto de A Illa por los resultados de la entrevista que mantuvieron en la jornada de ayer con el jefe territorial de Educación, César Pérez Sande, en la búsqueda de soluciones para el centro. De las cuatro cuestiones innegociables que llevaban para poner encima de la mesa solo han traído compromisos en dos, mientras que las otras se han quedado en el aire.

En el lado positivo, la Consellería de Educación se comprometió a realizar las obras menores que van a permitir dar cabida a las clases de PCPI y PDC (programas de apoyo al alumnado con más problemas de aprendizaje). Para poner en marcha estas clases se van a acondicionar de forma prácticamente inmediata la antigua casa del conserje y se van a unificar en una sola aula dos departamentos que utilizaban los profesores para preparar sus materias. Con el curso a punto de iniciarse mañana, las obras van a tratar de realizarse lo antes posible y comenzarán, previsiblemente, a lo largo de la próxima semana.

Dentro del apartado positivo también entra el compromiso de Pérez Sande de enviar a los inspectores de Educación antes del mes de diciembre a visitar las instalaciones del IES. El objetivo de esa visita es que analicen la situación en la que se encuentra, y sobre todo, cuál va a ser el incremento de matrículas para los próximos cursos. Ese informe sería fundamental para una futura ampliación del centro y para dotar presupuestariamente la obra. Sin embargo, este compromiso levanta ciertas reticencias, especialmente en el alcalde de A Illa, Manuel Vázquez, presente en la reunión, al considerar que esperar al mes de diciembre para realizar el informe supondría no figurar en los presupuestos de la Xunta del próximo año "y volver a encontrarnos con el problema en el siguiente ejercicio".

La parte amarga es la escasa disposición mostrada por el delegado de Educación a la hora de garantizar el profesor y medio a mayores que reclama A Illa y desdoblar en un tercer grupo segundo de la ESO. La primera de las reclamaciones parte desde el pasado mes de agosto, cuando Educación advirtió a A Illa que iba a retirar tres profesores del centro. Las protestas de los padres consiguieran que la Consellería retrocediese, pero solo en parte, reduciendo tan solo en uno y medio. Sin embargo, toda la comunidad escolar considera que carecer de este profesional y medio perjudicaría considerablemente la realización de los programas de apoyo, que en este centro han logrado muy buenos resultados en los últimos años, algo que reconoce incluso la Consellería.

El desdoblamiento de un tercer grupo de segundo de ESO se reclama para evitar la masificación. Educación exige un número mínimo de 60 alumnos para crear tres grupos. El centro de A Illa tiene en estos momentos 56 matriculados en ese curso por eso creen que es necesario acometer la división para garantizar una "educación digna y de calidad para los alumnos".

Padres y profesores se reunían ayer al cierre de esta edición en una asamblea en la que se quería comunicar los resultados de la reunión y decidir si se continúa con las movilizaciones, sobre todo porque no se han logrado las cuatro cuestiones irrenunciables.