Cada vez son más los ciudadanos que acuden a FARO y a las redes sociales para alzar su voz en contra del maltrato animal, y concretamente para denunciar casos en los que se emplean los cepos o trancas.

Muchas de las denuncias se centran en los montes de Xiabre, y las quejas se amplían de manera notable en la página web de la Asociación Animalista Libera, donde incluso tienen abierto un apartado especial con una red de observación y denuncia 24 horas para alertar de la utilización de las pexas en los montes gallegos.

Hay que incidir en que se trata de un artilugio, normalmente de madera, que puede tener hasta un metro de largo. Se sujeta con fuerza a la pata del caballo –algunos incluso colocan cepos en las dos extremidades delanteras del animal–, a la altura del casco, y esto obliga al equino a desplazarse arrastrando ese tronco, con el que debe sortear todo tipo de obstáculos naturales existentes en el monte.

Lo que hacen los cepos es que el animal no pueda desplazarse libremente ni galopar, lo cual facilita su localización al ganadero de turno y evita la huida del cuadrúpedo. Lo que sucede es que tales artilugios pueden provocar graves heridas en las patas del animal, que incluso pueden romperse o sufrir graves infecciones que le provoquen la muerte.