Las altas temperaturas de los últimos días hacen que la procesionaria del pino cobre un protagonismo especial. Se trata de una oruga de colores llamativos que recibe su nombre de las procesiones que organiza cuando desciende de los árboles y se dirige a los lugares de enterramiento.

Esta especie habita grandes y llamativos nidos que pueden verse con frecuencia en diferentes árboles, pero sobre todo en los pinos. Esos nidos tienen forma de bola, como si estuviera hecha con montones de telas de araña superpuestas, pero en realidad es el hogar de una especie que puede causar importantes problemas a los animales –sobre todo los perros– y a las personas.

En esta época del año, con la llegada de las jornadas primaverales de más calor, las orugas afrontan las procesiones de enterramiento. Es entonces cuando tiene más peligro, pues si se les toca o se sienten amenazadas dispersan sus pelos urticantes, que salen disparados como si fueran lanzas y que, a pesar de su diminuto tamaño, pueden causar reacciones alérgicas o inflamatorias.

Por eso hay que actuar con cautela frente a ellas, y desde luego hay que evitar que sus pelos urticantes entren en contacto con la piel o las mucosidades.

En la Estación Fitopatolóxica do Areeiro (EFA), perteneciente a la Diputación de Pontevedra, confirman que en esta época, con la elevación de las temperaturas, "empiezan a verse las procesiones de enterramiento de las larvas de esta especie". Es por ello que los técnicos indican que, "un año más, hay que recordar que no deben manipularse estas orugas y debe evitarse que los animales domésticos accedan a ellas, pues también les pueden provocar daños con sus pelos urticantes".

En cualquier caso, si se observan las procesiones de estas orugas en los jardines o plantaciones, es conveniente romper la cadena o procesión y evitar el enterramiento para impedir que sigan reproduciéndose.

Puede utilizarse cualquier tipo de insecticida o bien destruir la colonia de forma mecánica, pero siempre con la máxima precaución para evitar daños.

En otro orden de cosas, pero también en relación con los pinos, en al EFA siguen analizando la posible incidencia del Leptoglossus occidentalis, un insecto detectado en Galicia en otoño del año pasado y que se alimenta de los piñones. Su presencia masiva puede perjudicar la germinación de los pinos, de ahí la necesidad de este seguimiento.

Los técnicos del centro de investigación y control fitopatológico de la Diputación de Pontevedra van a tratar de determinar la presencia y distribución de este insecto para evaluar los posibles daños que pueda ocasionar en el futuro a los montes gallegos.