El inminente cierre de la oficina territorial de la Once en Vilagarcía ha suscitado la preocupación de los 45 empleados que dependen directamente de esta sucursal. La medida adoptada por esta organización los obligará a asumir cambios radicales en su ritmo laboral y, como no, también de vida.

Rosa Barral lleva más de una década dedicada a la venta de boletos en la Praza de Galicia, en Vilagarcía. Después de 15 años en Madrid ejerciendo de lo mismo volvió a la tierra "por morriña". Ahora, asegura que las nuevas medidas de recorte de delegaciones en Galicia "son una aberración, que nos afecta a todos y a nuestra calidad de vida". Hasta ahora los miembros de la plantilla, la mayoría de los cuales viven en Vilagarcía o alrededores, realizaban todas las gestiones en la oficina de López Ballesteros excepto la recogida de boletos que se efectúa en el banco.

Una vez se concrete el cierre, señala Rosa Barral, "nos veremos obligados a ir a Pontevedra si dudamos de algo lo que nos aboca a depender de una persona para que nos lleve, o bien ir en autobús, taxi o tren, lo que es un engorro".

La invidente vilagarciana cree que los motivos que argumenta la ONCE para proceder al cierre de la entidad en la capital arousana "no son ciertos, porque dicen que es por el alto coste de mantenimiento y en realidad lo único que hay que pagar allí es la luz y el agua, simplemente".

Rosa Barral no es la única que está preocupada por el cierre inminente de la oficina de la ONCE en la capital arousana. Luis Fernández, que regenta el kiosco fijo de la calle Cobián y que lleva trabajando en la once casi 30 años, señala que de momento "estamos a la expectativa porque aunque todo el mundo dice que van a cerrar la oficina, no hay nada dicho de forma oficial y los empleados no hemos sido informados de un modo concreto todavía".

Pese a ello, insiste en que los mayores perjudicados serán "el personal de oficina" e incide en que "los trámites que nos obligaban a hacer aquí en Vilagarcía supongo que podremos consultarlos en Pontevedra por teléfono o que pondrán otro método para que nos sea más fácil".

Ambos insisten en que "tendremos que esperar a ver qué pasa, pero es cierto que no nos gusta lo que está pasando".