Con la desaparición del servicio militar obligatorio, en 2002, las agrupaciones de Protección Civil dejaron de recibir a personas obligadas a prestar sus servicios durante unos meses tras declararse objetores de conciencia. Pero desde hace unos meses, los grupos de voluntarios se han engrosado, una vez más, con personas a las que un juez ha ordenado prestar una serie de servicios en beneficio de la comunidad. Son personas acusadas de conducir bajo los efectos del alcohol o sin carné, o condenados por algún delito de maltrato.

En estos momentos, en Protección Civil de Cambados hay cuatro personas realizando servicios para la comunidad; en la de Ribadumia, uno; Protección Civil de Vilanova también los acogió; el Concello de Ribadumia dio trabajo a uno; y unos cuatro se encuentran bajo la tutela del de Meis... También hay colectivos sociales, como la fundación Amigos de Galicia que se sumaron a este programa, y su presidente, Jesús Busto, cuenta que desde 2008 trabajan con una media de 5 personas al mes.

Desde febrero se nota un fuerte repunte en el número de personas que cumplen una orden judicial de trabajos en beneficio de la comunidad. El abogado cambadés Carlos Alonso entiende que esto puede deberse a que si bien antes los trabajos sociales eran una alternativa a la multa económica o al ingreso en prisión, tras la reforma del Código Penal es una medida que se aplica de modo automático sin que ello conlleve la exclusión de la multa.

Los trabajos que se les suele asignar a estas personas son muy variados. En el caso de los que colaboran con Protección Civil se encargan de atender el teléfono de emergencias y participan en las salidas como un voluntario más. En los ayuntamientos se ocupan de la limpieza urbana o de espacios naturales –en Meis han trabajado en el entorno de los molinos de río–, y a menudo les asignan también tareas relacionadas con su profesión, para aprovechar de este modo su experiencia y que ellos se sientan lo más cómodos posible. Lo que también se intenta al máximo es compatibilizar los horarios en que deben prestar los servicios sociales para que no pierdan de trabajar. Esto les obliga muy a menudo a hacer horas extra los fines de semana.