La grovense acusada de estafar a una vecina analfabeta a través de pequeñas operaciones en diferentes entidades bancarias reconoció ayer en la Audiencia Provincial de Pontevedra todos los hechos que se le imputaban. M. C. P. N., sin antecedentes penales, tendrá que abonar a la demandante 37.000 euros, 9.000 más de la cantidad que le sustrajo en su día, si quiere ver reducida su pena de cárcel de los 4 años y medio a los 18 meses. El juicio quedó suspendido en espera de que se haga efectivo el acuerdo, para lo que el juez fijó como plazo máximo el día 12 de mayo.

La acusada se aprovechaba de la relación de vecindad y amistad que mantenía con M. B. H., para que ésta cambiase su dinero, depositado en una cuenta de Caixanova a otras entidades crediticias con el pretexto de ganar mayores beneficios. La demandante tan sólo estampaba su firma en los impresos que le daba la acusada, sin saber que en realidad estaba transfiriendo su dinero. M. C. P. N., además, sabía que la víctima del engaño no sabía leer ni escribir, llegando a efectuar en su nombre hasta nueve operaciones que la dejaron en una situación económica dramática.

La acusada debía una importante cantidad de dinero a J. C. D. B. por unas reformas en su bar. Este segundo acusado, vecino de Sevilla, recibió varias transferencias procedentes de este fraude con total conocimiento de su procedencia, según las diligencias previas efectuadas en el juzgado de Cambados.

Por ello, es considerado como autor de un delito de receptación y se pide para él un año de prisión.