"En plena crisis económica, sin nuestra herramienta fundamental para realizar nuestro trabajo y hundidos moralmente. Nos preguntamos cómo vamos a pedir un crédito para comprar otra grúa, que nos puede costar 75.000 ó 80.000 euros. ¿Qué banco va a darnos un crédito avalado con esta grúa si en cualquier momento puede volver a arder?". Así, con resignación, se pronunciaba ayer Carlos Viñas, uno de los hijos del empresario isleño conocido como "O Chino", propietario de la máquina incendiada en el muelle de O Xufre.

A las cinco de la madrugada la familia estaba en el puerto, asistiendo con impotencia a los últimos momentos del incendio. Las llamas se extendieron con rapidez y los bomberos nada pudieron hacer para salvar la máquina.

Tras comprobar la magnitud del atentado cometido contra su empresa, Carlos Viñas Dios reflexionaba en voz alta: "No tenemos otro medio de vida, pues aunque a veces descargamos en el muelle de Vilaxoán, allí la actividad es menor y la grúa no es nuestra, sino que la tenemos alquilada... Esta grúa -la de A Illa- constituía el sustento económico de nuestra familia".

Ante lo sucedido se muestra "impotente, indignado, dolido y desconcertado, pues por mucho que tratemos de buscar el motivo por el que nos hicieron esto no lo encontramos".

Sostiene el isleño que en su negocio "hay que ser imparcial y trabajar tanto para unos como para otros, pues de lo contrario los enfrentamientos entre mejilloneros te cogen en medio; y eso es lo que hacíamos nosotros, trabajar para todos y punto".

Ahora esta familia isleña trata de asumir lo ocurrido y buscar la forma de salir adelante, como tiene que hacer la familia Otero (Cambados), Benito Doval (Vilanova) y tantos otros ciudadanos que, unos en mayor medida que otros, fueron víctimas de atentados en las últimas semanas a causa del clima de crispación que se vive en el sector mejillonero.

Todos coinciden al tachar de "cobardes y delincuentes" a los autores de los sabotajes cometidos, ya fuera cortando cuerdas de batea, arrojando gasóleo sobre camiones de mejillón o prendiendo fuego a grúas.

Y coinciden también, como ocurre entre buena parte de los dirigentes bateeiros, al advertir de que este camino no conduce a ninguna parte.