Manuel Méndez / O GROVE

Un efecto derivado del cierre de las lonjas es el repunte de la venta ambulante y la actividad furtiva o ilegal, como quiera llamársele. Hay marineros que están trabajando y vendiendo sus productos directamente al consumidor sin pasar por lonja, tanto en muelle como puerta a puerta, o bien transportando la mercancía a plazas de abastos y pescaderías.

En Vilagarcía, por ejemplo, ayer había mercado, y eso es sinónimo de mayor movimiento en la plaza de abastos. En los puestos de las pescantinas podía comprobarse que algunas pusieron a la venta muy poca mercancía porque no consiguieron comprar en lonjas como las de Vigo o Ribeira, pero otras sí disponían de una importante cantidad de producto, en gran medida aportado por la flota de bajura arousana.

No es difícil encontrar en alguna plaza a marineros cargados de cubos de chopo -y otras especies- que se venden directamente a las pescantinas, como tampoco es raro ver a armadores haciendo negocio en los puertos, muy cerca de lonjas que permanecen oficialmente cerradas.

En la cofradía de Cambados aseguraron a media mañana que "la gente no salió a faenar y la lonja no abre sus puertas", al menos hasta que se tome una decisión en la asamblea prevista par hoy. En Carril tampoco hubo actividad y celebrarán mañana asamblea. En Vilanova y Vilaxoán tampoco salió la flota, aunque en el último caso abrió la lonja "porque en teoría la pesca artesanal no cerró", de ahí que por la mañana se vendiera sardina en el muelle vilaxoanés.